PRI. Viajar de Mosca
El pasado 23 de diciembre de 2020, el presidente del Partido Revolucionario Institucional en la Ciudad de México –PRI CDMX-, en su cuenta de twitter escribió: “¡Va por México! Conformamos una coalición de causas comunes, de propósitos compartidos en la que el interés superior es trabajar por el bienestar colectivo. ¡Va por ti! ¡Va por la salud! ¡Va por la ecología! ¡Va por la seguridad! ¡Va por la educación! ¡Va por tu bienestar!” (@Israel Betanzos C.).
A lo que se refería Israel Betanzos es a la coalición “Va por México” que un par de días antes habían anunciado Alejandro Cárdenas, Marko Cortés y Jesús Zambrano, dirigentes nacionales del PRI, del PAN y del PRD, para hacerle frente, dijeron, al gobierno federal y a Morena, partido en el poder, y con ello en la elección federal de 2021 lograr un equilibrio en la Cámara de Diputados para los próximos tres años (Cayetano, 2020).
De izquierda a derecha Marko Cortés, Jesús Zambrano y Alejandro Cárdenas
Pero esta coalición, misma que nació bajo la égida de la organización “Sí por México”, encabezada por el empresario Claudio X González, quien de inmediato la celebró y la calificó como “acuerdo histórico”, reconociéndola como “el primero de muchos pasos para enfrentar al mal gobierno” (Cayetano, 2020), es de carácter federal, y en ella los distritos electorales federales de la capital del país fueron repartidos para encabezarlos rumbo al proceso electoral del 6 de junio de 2021: PRI seis, PAN seis, PRD ocho, y en los cuatro restantes cada partido tendrá su propio candidato (Fuentes, 2020).
Claudio X. González
Esta coalición federal no tuvo réplica en la capital del país para el proceso electoral de carácter local, que abarca 66 diputaciones locales, 16 alcaldías y 206 concejalías, por lo que a decir del mismo presidente del PRI CDMX, “en su mayoría los actuales titulares buscarán la reelección, lo que complica la situación”, así que, concluyó, con el PAN y el PRD locales “decidimos irnos por las candidaturas comunes, pues nos da mayor flexibilidad y evitaríamos posibles multas, por lo que tenemos hasta marzo para establecer la estrategia y definir a los aspirantes” (Cruz, 2020).
Esta situación de coalición a nivel federal y de candidaturas comunes a nivel local, al interior del PRI muestra la disparidad existente entre el Comité Ejecutivo Nacional –CEN- y el PRI CDMX que ha existido desde tiempos ancestrales y que se agudizó a partir de que ese instituto político se transformó de partido en y del poder, en partido de oposición.
En el inicio mismo del Partido Nacional Revolucionario -PNR-, su estructura en la capital del país recibió un trato diferenciado respecto al resto de las entidades federativas del país. El 4 de marzo de 1929, fecha oficial del nacimiento de ese instituto político, la república mexicana estaba conformada por veintinueve estados, dos territorios -Baja California y Quintana Roo- y un Distrito Federal, y en los documentos básicos aprobados en su convención constitutiva, a la única entidad que se le otorga un privilegio especial es a esta última, ello como un reflejo del estatus que gozaba en esa época dentro del gobierno del país; así como en una plena dependencia respecto al poder ejecutivo federal.
En el artículo nueve de los estatutos aprobados en esa ocasión, se estipuló que “son órganos del Partido Nacional Revolucionario, para su funcionamiento, los siguientes: I. El Comité Municipal. II. El Comité de Distrito. III. El Comité de Estado o Territorio. IV. El Comité Directivo Nacional” (ICAP-PRI, T1, 1981: 71-72).
Mientras fueron incluidos de manera independiente los comités estatales y de los territorios, el DF quedó sujeto a la línea directa del Comité Directivo Nacional –CDN-. Así, en el artículo 40 de los estatutos se asentó que “el Comité Directivo Nacional del Partido Nacional Revolucionario, estará integrado por (…) un Secretario encargado de los asuntos del Distrito Federal(…)”, y en el artículo 52 del mismo documento se estableció que “el Secretario encargado del Distrito Federal tendrá a su cargo todos los asuntos políticos o sociales que en esta Entidad Federativa se relacionen con el Partido Nacional Revolucionario” (ICAP-PRI, T1, 1981: 76).
El primer titular de esa secretaría fue Gonzalo N. Santos –autor de la famosa expresión de que la moral era un árbol que da moras-, y de ese momento a los tiempos actuales, el devenir del PNR-PRM-PRI en la capital del país ha estado estrechamente ligado al desarrollo y evolución de la misma entidad federativa, de sus gobiernos y del electorado; así como a las estrategias dictaminadas por la estructura nacional del propio partido.
Gonzalo N. Santos
La categoría de secretaría adscrita al CDN que se le dio a los trabajos orientados hacia el DF, prevaleció hasta que en la segunda convención nacional ordinaria del PNR, efectuada en 1933, fue constituido el Comité Ejecutivo –CE- del DF, mismo que “dio un poco de autonomía al instituto en la entidad, sobre todo en cuanto a su organización, pero las acciones y objetivos fueron las mismas que al nacimiento del Partido” (De Garay, et al, 2003: 82).
Es esta convención, además, se crearon los subcomités y comités delegacionales en el DF; y el General Lázaro Cárdenas del Río fue ungido como candidato a la presidencia de la república.
General Lázaro Cárdenas del Río
En 1938, siendo ya presidente del país el General Cárdenas, se realizó una convención constituyente del partido con la finalidad de reactivarlo, lo que derivó en un cambio de nombre del mismo: de PNR se transformó en Partido de la Revolución Mexicana –PRM-, cambio que también se vio reflejado en su propia estructura nacional y del DF, ya que “tras la desaparición del PNR y con el nacimiento del Partido de la Revolución Mexicana (1938), el instituto contó con una nueva organización que instrumentó los trabajos en la entidad. Entonces se constituyeron el Consejo Regional del Distrito Federal y los comités distritales en el Distrito Federal. Estos últimos tuvieron como encargo no solamente sostener a los candidatos y la propaganda del Partido, sino también fomentar la adhesión de los ciudadanos al instituto” (De Garay, et al, 2003:106).
Por su parte, el consejo regional, según el artículo veintinueve de los estatutos aprobados en esa fecha, tendría “la superior representación del Partido dentro de la entidad federativa” (ICAP-PRI, T3, 1981: 500). Asimismo, dichos estatutos, en su artículo treinta y tres, establecieron que el Comité Ejecutivo regional contaría entre sus atribuciones con el “ejecutar los acuerdos de las asambleas y de los consejos regionales” (ICAP-PRI, T3, 1981: 501).
En enero de 1946 se llevó a cabo la segunda convención del PRM cuyo principal resultado fue su transformación a PRI, hecho que ocurrió el 20 del mismo mes. En los estatutos aprobados en dicha ocasión, se estipuló que entre los órganos del partido naciente estaban los comités ejecutivos regionales de los estados, territorios y del DF, mismos que serían electos a través de una asamblea regional conformada por los presidentes de los comités municipales de la entidad –artículo treinta-y su primera facultad según el artículo treinta y uno, sería “ejecutar los acuerdosy resoluciones que dicte” (ICAP-PRI, T5, 1981:272).
Con la conformación del comité regional en el DF, se redefinió su área de dependencia, pasando del CEN del partido al regente del Departamento del Distrito Federal -DDF-; a la vez de que se reforzaron y ampliaron sus facultades. Así, ya se hizo responsable de la elaboración de su padrón y de la credencialización respectiva; así como de la selección del personal para cargos relevantes, “sin embargo, y pese a todas estas importantes atribuciones, la dependencia del Comité Ejecutivo Nacional y del Congreso de la Unión siguió siendo fuerte; para integrar al Comité Ejecutivo Regional, el bloque del Partido en el Congreso designó al Secretario de Acción Política, con lo que esta área se supeditó a las directrices marcadas por los legisladores” (De Garay, et al, 2003: 129).
Para 1960 el padrón del PRI se había acrecentado de manera considerable, por lo que se tuvo la necesidad de adecuar la estructura a la demanda de atención de sus miembros. Ese año, durante su tercera asamblea nacional, nacieron las figuras del Comité Directivo –CD- en el DF y de los comités distritales, los cuales ya contarían con la posibilidad de realizar asambleas para su toma de decisiones. Un poco después se crearon los comités seccionales, considerados a la fecha como la célula básica de organización y de trabajo con y para la sociedad.
El auge del PRI a nivel nacional y en específico en el DF, duró hasta 1985, año en que la capital del país sufrió un temblor que también cimbró la estructura de ese instituto político. “En 1985, el PRI en el DF ganó el 90 por ciento de las posiciones, siendo Presidente de la República Miguel de la Madrid Hurtado. Fue después de los temblores del 85 que la relación del Partido con la sociedad empezó a cambiar, pues la entonces bien bautizada sociedad civil rebasó en cierta forma al instituto político. Surgió la crítica muy severa en el sentido de que el Presidente no reaccionó ante la torpeza de las autoridades del Distrito Federal. Se permitió que las organizaciones –que inclusive todavía no eran tales- de grupos de capitalinos se asociaran para auxiliar a la población damnificada y, básicamente, para contribuir en las obras que tuvieron que realizarse, como fue la demolición de muchos inmuebles que ponían en peligro el entorno; además, esos grupos trabajaron en el rescate tanto de vidas como de cadáveres” (De Garay, et al, 2003: 217).
Este sismo no sólo cimbró al país, sino también a la estructura del PRI, por lo que tres años después se realizó uno de los procesos electorales cuyo resultado ha sido de los más cuestionados del México moderno, dejando, entre otros puntos, una sensación de fraude y una de las expresiones que enriquecieron el lenguaje político nacional: la caída del sistema, anunciada por Manuel Bartlett Díaz, responsable de cuidar y calificar la elección, y que provocó que Diego Fernández de Cevallos, representante del PAN ante el órgano electoral, de manera irónica cuestionara si el sistema se cayó o se calló.
Manuel Bartlett Díaz
En ese 1988 el PRI DF sintió y resintió los estragos del sismo. La población de la capital del país sólo se tardó tres años para de alguna manera cobrarle la factura por las pérdidas, humanas y materiales, sufridas. Así, mientras en las elecciones de 1985 para diputados federales de mayoría relativa ese partido había obtenido el 42.66 por ciento de los votos (1,193,260de un total de 2,796,844), en las de 1988 sólo alcanzó el 27.61 por ciento (770,423 de un total de 2,790,836) (De Garay, et al, 2003: 263). También ese año perdieron la elección los candidatos del PRI al senado por el DF.
Aunque también es de resaltar que el PRI DF en 1988 recibió un trato diferenciado por parte del electorado. Muestra de ello es que por lo que respecta al proceso electoral para elegir a los representantes a la asamblea obtuvo el triunfo en veinticuatro de los cuarenta candidatos de mayoría relativa, y alcanzó los votos suficientes para que se le asignaran diez de los veintiséis de representación proporcional; situación diferente a la que vivió en los otros procesos de ese mismo año, toda vez de que no se vio favorecido por los votantes.
El gobierno federal emanado del proceso electoral de 1988 inició sus funciones con la sombra y el estigma de un resultado cuestionado, y en 1994 terminó con tres hechos que determinaron el devenir político del país: el levantamiento del EZLN, y los asesinatos de Luis Donaldo Colosio Murrieta, a la sazón candidato del PRI a la presidencia del país, y de José Francisco Ruiz Massieu, secretario general del CEN del PRI y diputado federal electo.
Doce años después de este fatídico19 de septiembre de 1985, y tres años posteriores del levantamiento zapatista y del asesinato de dos figuras priistas de primer nivel, el PRI pierde el gobierno de la capital del país, el cual fue disputado por primera vez en un proceso electoral.
Para enfrentar la contienda de 1997, y en medio de la política de “sana distancia” decretada por el presidente de la república, Ernesto Zedillo, entre el gobierno federal y el PRI, ese partido en el DF también por primera vez experimentó a su interior un proceso de elección de su candidato a Jefe de Gobierno del DF, en el que resultó ganador Alfredo del Mazo González –papá del actual gobernador del Estado de México-, frente a Manuel Jiménez Guzmán –actual presidente local de Fuerza por México- y José Antonio González Fernández. En el 2000 repitió el ejercicio resultando triunfador Jesús Silva Herzog Flores frente a Roberto Campa Cifrián –quien en 2006 sería candidato de Nueva Alianza a la presidencia del país- y Silvestre Fernández Barajas. Es oportuno decir que ni Del Mazo ni Silva Herzog resultaron triunfadores en las contiendas constitucionales, perdiendo ante Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Andrés Manuel López Obrador, respectivamente.
Con los resultados de la contienda electoral de 1997, el PRI DF dejó de ser un partido del y en el poder, pasando a formar parte de la oposición, situación que tres años después se extrapoló a nivel nacional. Además, con la derrota de 1997 pasó a una especie de orfandad política, toda vez que su línea de coordinación y de dependencia era hacia las autoridades del poder ejecutivo local, y al no contar ya con ese apoyo y dirección, le costó trabajo sobrevivir, sobre todo por el distanciamiento existente con respecto al CEN, mismo que en el proceso del 2006 se manifestó de manera muy clara cuando el ex presidente del CEN y candidato a la presidencia de la república, Roberto Madrazo Pintado, externó que el voto de los priistas de la capital del país no le servía para triunfar en el proceso constitucional, y tuvo razón toda vez de que aunque lo tuvo, no se vio favorecido con el voto de la ciudadanía.
Roberto Madrazo Pintado
Por otro lado, tema importante en la vida del PRI es la transformación de sus órganos de deliberación y de dirección. Así, en su decimocuarta asamblea nacional, realizada en marzo de 1990, se crearon los consejos políticos por lo que el partido en la capital del país constituyó el suyo.
Además, a nivel local otro factor relevante fue la creación de la Asamblea de Representantes, transformada con el tiempo en Asamblea Legislativa. Después del sismo de 1985, la participación ciudadana se acrecentó y se hizo necesario que el gobierno federal y del mismo DF, exploraran la posibilidad de canalizarla a través de un órgano que le diera sustento legal.
Para la elección de 1988 los capitalinos tuvieron la oportunidad de elegir no sólo a los diputados federales, a los senadores y al presidente de la república, sino también a los integrantes de la Asamblea de Representantes, institución que tenía como principales facultades emitir reglamentos, citar a servidores públicos del gobierno capitalino, aprobar los nombramientos de los tribunales superior de justicia y contencioso administrativo de la demarcación; así como vigilar el gasto público de la administración local.
Para 1994 a la Asamblea de Representantes se le ampliaron las atribuciones, convirtiéndose entonces en Asamblea Legislativa. Y la posibilidad de que los habitantes del DF pudiesen elegir al Jefe de Gobierno y a los integrantes de la asamblea legislativa, en el 2000 se sumó la elección de los 16 jefes delegacionales, procesos electorales en los que el partido participa sin obtener los resultados electorales por ellos deseados.
A esta situación de pérdida de la preferencia ciudadana, en 2014 el PRI DF sufre uno de los episodios de más desprestigio que haya vivido desde el momento de su conformación: la acusación de que su presidente en funciones, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, operaba una red de prostitución desde las mismas oficinas del partido y con presupuesto oficial, y cuyo proceso legal continúa dirimiéndose en los tribunales correspondientes.
Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre
Dos años después de este incidente, el 29 de enero de 2016 se reforma la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y la capital del país sufre una transformación: pasa a llamarse Ciudad de México, y se dejan atrás varias de las importantes diferencias que esta entidad tenia respecto a las otras treinta y uno de la república mexicana. Con esta reforma se le dotó de autonomía en lo concerniente a su régimen interior y a su organización política y administrativa; además de que se le facultó a tener una Constitución Política local (Serna, 2017: 110).
El 15 de septiembre del mismo año inició sus trabajos el congreso constituyente de la Ciudad de México, con la finalidad de elaborar la Constitución Política de la Ciudad de México, misma que fue aprobada el 31 de enero de 2017, y promulgada el 5 de febrero de ese año, en el marco de la conmemoración del centenario de la Constitución Política federal de 1917.
Una de las características primordiales contempladas en esta constitución local es la transformación de las delegaciones políticas en demarcaciones territoriales con autonomía en su gobierno interior, y que recibieron la denominación de alcaldías, y que están conformadas por una o un alcalde, y por un consejo a cuyos integrantes se les denomina concejales, electos a través del sufragio universal.
Bajo esta nueva denominación, el CD del PRI DF pasó a ser CD del PRI CDMX, y en el proceso electoral de 2018, apenas se alzó con el triunfo en la Alcaldía de Cuajimalpa, y obtuvo veintidós concejales en quince de las dieciséis demarcaciones existentes.
Así, es de reconocer que el otrora partido casi único que en el siglo XX encabezó la dictadura perfecta, ha dejado muy atrás esa máxima prehistórica que a sus militantes llenaba de orgullo: el carro completo.
Y de esta situación de privilegio y aceptación del electorado, ha pasado a viajar de mosca agarrado apenas con las uñas en el autobús de la democracia mexicana actual.
Con esta realidad, en el proceso electoral de este 2021, hay que decirlo, en la capital del país el PRI CDMX corre el peligro de caerse del camión por el riesgo que tiene de que el próximo 6 de junio no alcance el número de sufragios necesarios para conservar el registro como partido político, y para tratar de evitarlo de manera pragmática han apostado a las candidaturas comunes con el PAN y el PRD a fin de sumar votos en los distritos en donde no cuenta con la aceptación ciudadana.
Aunque esta apuesta, como todas las apuestas, puede no tener el efecto esperado, además de que el posible resultado que pudiese obtener el PRI CDMX en este proceso electoral, se agrava con la reacción que la ciudadanía tuvo al conocer la coalición “Va por México”, toda vez que según las casas encuestadoras Arias Consultores y Mitofsky, los tres partidos políticos que la conforman perdieron un voto de cada cuatro posibles que tenía asegurados antes de esa alianza (sinlinea.mx, 2020).
Pero, a final de cuentas, el próximo 6 de junio tiene la palabra.
Obra citada
-Cayetano, Pilar, PAN, PRI y PRD forman coalición Va por México, bloque vs AMLO y Morena, Político MX, 22/12/20
-Fuentes de Político MX, Así se repartirán los distritos PAN, PRI y PRD con coalición para 2021, Político MX, 25/12/20
-Cruz, Héctor, PAN, PRI y PRD van con candidaturas comunes en CDMX, Sección Metrópoli, Periódico El Universal, 27/12/202
-ICAP-PRI, Historia Documental, Tomo 1, 1929-1932, primera edición, 1981
-ICAP-PRI, Historia Documental, Tomo 3, 1934-1938, primera edición, 1981
-ICAP-PRI, Historia Documental, Tomo 5, 1945-1950, primera edición, 1981
-De Garay, Fernando; Márquez, Alberto; Vega, Mariana, PNR, PRM, PRI:Esbozo histórico, primera edición 2003, PRI-DF
-Serna de la Garza, José María, El sistema federal mexicano: trayectoria y características, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, primera edición, 2017
-sinlinea.mx, Solo por aliarse; PRI-PAN-PRD pierden 1 de cada 4 votos: Encuestas, sinlinea.mx, 30/12/20
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