Permanente fugacidad. Ensayos sobre minificción. Adriana Azucena Rodríguez. Universidad Autónoma Metropolitana, 2020.
Uno de los géneros literarios que ha desatado una serie de controversias es la minificción. Algunos críticos lo han denostado, pues en su opinión, la minificción carece de importancia debido a su brevedad, la cual no termina mostrando gran complejidad como lo haría el cuento; tampoco evidencia la evolución de los personajes, el cambio en los tiempos y la descripción de los espacios como lo haría la novela. (En algunos casos extremos, por demás risibles, los teóricos literarios han considerado a la minificción como un chiste carente de sentido).
No obstante, para otros investigadores, la minificción representa un género que se ha forjado un lugar importante dentro del panorama literario, esto debido a las características que lo hacen único, como la condensación de hechos a una raíz mínima, su alto grado de intertextualidad, su gran carga de ironía, sus finales epifánicos y explosivos, entre otros rasgos más.
Ahora bien, a la hora de intentar explorar a detalle tanto la historia de este género como sus principales elementos, surge la pregunta: ¿Cuáles textos pueden servir como una guía?
Destacaría ante todo cuatro estudios. El primero es una puerta inicial al mundo de la minificción y del cuento corto; me refiero al estudio de la investigadora Violeta Rojo, Breve manual para reconocer minicuentos.
El segundo, enfocado plenamente a la minificción con una variada lista de ejemplos, es Minificción mexicana a cargo de Lauro Zavala.
El tercer libro también pertenece a Zavala; solo que en este se traza una teoría, seguida de un análisis de varias minificciones, finalizando con un glosario y una bibliografía; me refiero al libro La minificción bajo el microscopio.
Por último, destacaría la investigación de Adriana Azucena Rodríguez: Permanente fugacidad. Ensayos sobre minificción.
Este libro, que bien podríamos señalar es a la vez un estudio y un manual sobre la minificción, nos muestra a través de distintos apartados los rasgos más importantes del género.
Por ejemplo, las tipologías de personajes:
“Son frecuentes los personajes sobrenaturales tradicionales como fantasmas, vampiros, ángeles, santos, duendes, brujas, etc., en buena medida, porque ya están configurados de antemano, lo que ahorra la serie de rasgos que los definen”.
El valor que se le otorga a los títulos:
“La función referencial del título radica en indicar el contenido de la obra, anticipando sus elementos constitutivos”.
O el empleo de recursos como la parodia, la ironía, la sátira, el humor negro, para lograr diversos propósitos en la narración:
“Suele emplearse la repetición de frases para crear un efecto circular, un deja vú, un ritmo de lectura; o para destacar una información”.
Dos aspectos más son necesarios de señalar. El primero son los ejemplos que utiliza la investigadora, los cuales no sólo amplían la lista de autores canónicos del género; a la par, presentan a los mejores escritores que existen hoy día en la creación de narraciones minificcionales, como lo son: Juan José Aboytia, Armando Alanís, Daniel Bernal Moreno, Ana Clavel, Cecilia Eudave, Mónica Lavín, Dina Grijalva, Fabiola Morales Gasca, entre otros autores más.
El segundo elemento a destacar son las entrevistas que la autora le realizó a varios autores que han escrito minificciones (algunos de ellos señalados líneas más atrás); todo esto con el propósito de conocer sus influencias, técnicas, recursos y demás elementos.
Esto no solo nos provee de su particular poética; también brindan consejos a los interesados en el género:
“La sorpresa final es otro peligro (señala Armando Alanís)… Hay que saberla manejar de modo que el lector no se sienta engañado, sino sorprendido. Que sacuda al lector, pero que no sea gratuita…”
De este modo, Permanente fugacidad. Ensayos sobre minificción, posibilita adentrarse en el universo de las minificciones desde una mirada sencilla; pero llena de erudición, que abre las posibilidades tanto de investigación como de creación ante dicho género.