Las mujeres mazahuas y el agua
Introducción
El presente trabajo analiza desde una mirada sociológica las redes sociales tejidas en la comunidad Mazahua y su organización frente a las afectaciones en los municipios Villa de Allende debido a las actividades desempeñadas por la potabilizadora Cutzamala, que comprende la región de Valle de bravo en el Estado de México y que abarca una parte del territorio mazahua.
Lo anterior con el fin de informar acerca de la negación del agua a la comunidad Mazahua como derecho humano, y la formación de grupos organizados en defensa del agua. Para lo anterior se citarán las propuestas teóricas de Alain Touraine y de Boaventura de Sousa Santos con su análisis de los nuevos movimientos sociales. Por otro lado, se remontará la profunda e íntima reflexión gestada en el intelecto de Judith Butler.
La cultura mazahua
Sus territorios
Los pueblos originarios de México, se concentran básicamente en el medio rural, y se encuentran ubicados en 43 municipios. La región mazahua está situada en la parte noroeste del Estado de México y en una pequeña área del oriente del estado de Michoacán. Sin embargo, las comunidades mazahua ubicadas en el Estado de México constituyen la mayor parte de la población de este grupo étnico. Su territorio se extiende sobre los valles de Toluca, principalmente en los municipios Atlacomulco, Donato Guerra, El Oro, Ixtlahuaca, Jocotitlán, San Felipe del Progreso, San José del Rincón, Temascalcingo, Villa Allende y Villa Victoria del Estado de México.
fig 1
Fig. 1. Omawari (2015). Arte mazahua. Tipo: mapa. recuperado de: https://omawari.wordpress.com/2015/04/30/arte-mazahua/
Su historia y lengua
En cuanto a su cosmovisión, origen, orden social, expresiones culturales e historia, se dice que:
La región habitada por los indígenas mazahuas está situada en el centro de México, al noreste de Toluca, capital del estado de México. Los mazahuas figuran entre los pobladores más antiguos de este territorio (...) no existe información precisa sobre el nacimiento de los mazahuas en cuanto pueblo cultural, lingüística y políticamente autónomo. Sólo sabemos que, en el siglo VIII, los mazahuas se establecieron firmemente en lo que hoy es el Estado de México. De dicho período también conocemos el nombre de Mazauacan (mazahuan), nombre del lugar habitado por los mazahuas.[1]
[1] Iwanska, Al. Purgatorio y utopía. México: SEP Setentas, 1972. Libro Blanco CONAGUA, Sustentabilidad del Sistema Cutzamala (2012). Extraído de: http://www.conagua.gob.mx/conagua07/contenido/Documentos/LIBROS%20BLANCOS/CONAGUA-04%20Sustentabilidad%20del%20Sistema%20Cutzamala.pdf., p. 33.
En cuanto a su lengua, son hablantes de mazahua[2] que pertenece al grupo Otomangue, tronco Otopame, de la familia Otomí-Mazahua, sin embargo, esta cuenta con dos variantes: el mazahua del oriente y el mazahua de occidente. Al primero sus hablantes lo conocen como jñatrjo, y al mazahua de occidente como jñatjo. Pese a la distinción, ambos se identifican como la lengua madre de los mazahuas del Estado de México y Michoacán.
[2] En el censo de 2010 se registró un total de 136,717 hablantes de mazahua. Esta agrupación lingüística pertenece a la familia oto-mangue. Sus lenguas hermanas más cercanas son el otomí, el matlatzinca y el tlahuica. Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (2020).
De acuerdo con lo anterior, Carrasco (1950) “confía en que Mazahua es una palabra nahua que significa «ciervo»”. Debido a la relación del pueblo mazahua con las tribus chichimecas de cazadores que fundaron las ciudades de Culhuacán, Otompan y Tula; otros afirman que sus integrantes provienen de los acolhuas.[3]
[3] Carrasco, P. Los otomíes: cultura e historia prehispánicas de los pueblos mesoamericanos de habla otomiana. México City: Instituto Nacional de Antropología e Historia,1950.
Cosmovisión y religión
Por otro lado:
Su religión comprende una combinación de elementos católicos con prehispánicos, los cuales se manifiestan especialmente en ceremonias como el culto a los difuntos, en el que predominan ofrendas para los antepasados que se considera retornan para convivir con sus parientes, así como el encendido de copal para bendecir los altares. En otras prácticas rituales se expresan también sus ideas cosmogónicas mediante actos de agradecimiento al padre sol, la madre tierra y la abuela luna considerados como dadores de la vida. Existen además un conjunto de creencias en relación con las enfermedades, los sucesos de la vida cotidiana y la importancia de los sueños.[4]
[4] Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, 2020.
Además, los pueblos indígenas de México han desarrollado un sinnúmero de sistemas de símbolos y significados en torno al elemento agua, de la misma manera se han definido pautas de conducta que permiten la apropiación e interpretación del líquido
“para los mesoamericanos, el agua era como un regalo y merecimiento de los dioses, con la cual habrían de vivir y fortalecerse”. Para los mazahuas la tierra tiene venas de agua, “es como la piel que debajo de ella corren las venas de sangre” (Ortiz, 2018).
Foto tomada por: Abel Alejandro Sánchez Mujer Mazahua avivando al abuelo fuego
Organización social
La organización social tradicional de las comunidades mazahuas aún es dictada por la noción de la familia nuclear, cuya base se integra por padres e hijos. Destacan las figuras vinculadas a sus prácticas religiosas, como los mayordomos, fiscales y mayordomitos, que son elegidos de acuerdo a sus costumbres y con la periodicidad que marca el cargo.
Sus funciones, por lo general se refieren a la organización de sus ritos y festividades. Otra característica importante la constituye la faena que es una forma de organización social para realizar trabajos de beneficio comunitario. Es común observar en las comunidades la ayuda mutua, que representa la forma de organización social mediante la cual realizan trabajos en beneficio de sus familias y de su propia comunidad; grupos de música y danzas tradicional quienes alegran las festividades religiosas o patronales; así mismo, el uso de la medicina tradicional para atender padecimientos de la salud no graves. En estos pueblos, quienes dentro de su cosmogonía prevalece el respeto a su entorno y cuidado a la madre naturaleza.
Actividades económicas
Las actividades de la zona mazahua se relacionan con la agricultura del maíz, trigo, pesca y la crianza de ganado. De acuerdo con el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, 2020:
Entre sus actividades productivas se encuentra el cultivo de maíz, frijol, chícharo, haba, calabaza, papa, trigo, cebada, avena, chayote, maguey y hortalizas, principalmente para autoconsumo. En menor medida, crían ganado ovino y bovino, así como cerdos y aves de corral. Realizan también actividades de extracción de aguamiel y elaboración de pulque, así como recolección de productos silvestres como hongos y setas, así como la elaboración de diversos productos artesanales que destinan a la venta.
Por último, es importante mencionar que la situación en la que viven gran parte de estos habitantes se caracteriza por la carencia de servicios básicos como: agua potable, servicio sanitario, caminos en condiciones precarias; así como, déficit en cuanto a vivienda, espacios educativos de nivel medio superior y superior, entre otros.
El sistema Cutzamala y el despojo
Sin duda, los puntos de quiebre en cuanto a las afectaciones que causaron indignación en el pueblo mazahua nacen desde la creación del sistema hídrico de almacenamiento Cutzamala. Éste conduce, potabiliza y distribuye agua dulce para la población e industria de la Ciudad de México y el Estado de México en un 26% desde hace 39 años, a lo largo del tiempo han surgido implicaciones en este sistema y problemáticas debido a la sobreexplotación de las cuencas de los Valles de México y Toluca-Ixtlahuaca que desde la década de 1950 ya presentaba signos de sobreexplotación, por lo que, en 1982, el Sistema Cutzamala inició su operación.
fig 1.1 Comisión Nacional del Agua (Mayo, 2020) Esquema general del Sistema Cutzamala. Tipo: Mapa. Recuperado de: https://www.gob.mx/imta/articulos/vulnerabilidad-del-cutzamala?idiom=es
El mantenimiento preventivo y periódico que realiza el Organismo de Cuenca Aguas del Valle de México (OCAVM) para evitar el riesgo del abastecimiento y su integridad del sistema, obliga a detener el suministro de agua durante cierto periodo que puede demorar de horas a días, esto ha producido inconformidades por parte de los habitantes, ya que complica las acciones de suministro de los organismos operadores y genera presión por parte de todos los involucrados para reiniciar el suministro de agua potable.
Por tales motivos, los operativos de mantenimiento se reducen a las actividades mínimas necesarias, lo cual incrementa el riesgo de una falla mayor en el corto o mediano plazo, esta situación aumenta la vulnerabilidad del sistema, principalmente de la planta Los Berros hasta los puntos de entrega en la Ciudad de México y el Estado de México.
Existe otra situación que pone en grave peligro el suministro de agua potable: la sequía que hoy enfrentamos, ya que el sistema de presas se encuentra en el nivel más bajo de los últimos 25 años, asociado a sequías de intensidad D2 y D3 y que, de acuerdo con la Clasificación de la Intensidad de la Sequía de acuerdo al Monitor de Sequía de América del Norte (NADM), podemos ubicar nuestro panorama en sequía severa y extrema, esto representa pérdidas en cultivos o pastos, alto riesgo de incendios y restricciones del uso de agua debido a su escasez.
Pese a las fuertes lluvias que han azotado al Valle de México en los últimos meses, el nivel de almacenamiento de agua del Cutzamala se encuentra al 42.7% de su capacidad de acuerdo con el informe que hizo Patricia Labrada, directora técnica del Organismo de Cuenca Aguas del Valle de México. En la última semana el sistema perdió 8.3 millones de metros cúbicos de agua debido a las extracciones que se realizan para abastecer a la población.
Esta problemática se acompaña de afectaciones para la comunidad mazahua, pues repercute en su ganadería y cultivos, ya que es su principal actividad económica y de autoconsumo. La dificultad que enfrenta esta comunidad habla de un despojo de un recurso vital, y existe el desafío del desplazamiento forzado para conseguirlo, ya que la urbanización ha generado una mayor demanda de agua y podemos analizar una realidad contrastante de los estratos poblacionales que viven en la urbanidad y las minorías que se encuentran en crisis desde hace años y que se les niega el derecho al agua, este panorama refleja grandes desigualdades y la enorme brecha que existe en cuanto a la garantía del derecho humano al agua.
Debido a esta situación, la Conagua, en acuerdo con el Sistema de Aguas de la Ciudad de México y la Comisión del Agua del Estado de México, ha establecido una política de reducción de extracciones desde el inicio del periodo de estiaje, con lo que se busca garantizar el abasto durante 2021 y 2022.
Sin embargo, no se han realizado acciones que favorezcan el abastecimiento de este recurso para la comunidad, esto ha dado lugar a la creación del Frente Mazahua, quienes se han movilizado para exigir justicia por el despojo que sufren, su resistencia ha tenido un sentido de pertenencia en esta región.
Ante la situación de despojo que se enfrentan, comunidades organizadas como el Frente Mazahua por el agua llevan a cabo la gestión comunitaria, caracterizada por una serie de valores sociales que fomentan la cooperación y los vínculos colectivos, en la perspectiva de avanzar en su visión de sustentabilidad, esta comunidad organizada por el agua realiza iniciativas productivas, con recursos propios, bajo los principios de la autogestión y la cooperación. Esto es debido a que la presencia estatal sólo ha beneficiado a algunos grupos locales que son afines a sus intereses políticos.
El derecho humano al agua potable y el saneamiento
El derecho humano al agua es indispensable para vivir dignamente en cualquier lugar de este planeta, este líquido es un elemento vital para el ser humano y todo ser vivo, es por lo que este recurso debe ser tratado como un bien social y cultural y no como un bien económico y que el mal empleo y distribución favorezca a otros con más poder.
En la actualidad utilizamos el agua para todas las actividades cotidianas, como lavar, cocinar, bañarse, beber, higiene personal, y debido a la pandemia desde hace dos años el lavado frecuente de manos y muchas precauciones que debemos adoptar y que es necesario el uso del agua, sin embargo, culturalmente no tenemos los valores necesarios para cuidar el uso excesivo o simplemente cuidar la cantidad de agua que utilizamos para todas esas actividades.
De acuerdo con el programa Conjunto de Monitoreo para el Abastecimiento de Agua y Saneamiento, efectuado por la Organización Mundial de la Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (OMS y UNICEF) se considera agua potable a aquella utilizada para los fines domésticos y la higiene personal así como para beber y cocinar.
Agua potable salubre es el agua cuyas características, microbianas, químicas y físicas cumplen con las pautas de la OMS o los patrones nacionales sobre la calidad de agua potable. Dicho programa señala que una persona tiene acceso al agua potable si la fuente de esta se encuentra a menos de un kilómetro de distancia del lugar de utilización y si uno puede obtener de manera fiable al menos 20 litros diarios para cada miembro de la familia.
Reforma: derecho humano al agua potable y saneamiento
Utilizar el agua pareciera ser derecho humano, no obstante, quienes regulan la distribución de agua, y como sabemos qué cantidad de agua nos debería tocar, es evidente la desigualdad de distribución en nuestro país, y sobre todo en el Estado de México, especialmente en Valle de Bravo y Villa de Allende, donde a pesar de vivir a menos de un kilómetro como lo menciona la OMS, les es privado este derecho debido a la mala distribución del sistema Cutzamala que deja en el olvido a las comunidades Mazahuas privándolas de su derecho humano.
De acuerdo con la CNDH a través de una reforma constitucional al párrafo sexto del artículo cuarto publicado el 8 de febrero de 2012 en el Diario Oficial de la Federación, se elevó a rango constitucional el derecho humano al agua y saneamiento, el cual dice:
Toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible. El Estado garantizará este derecho y la ley definirá las bases, apoyos y modalidades para el acceso y uso equitativo y sustentable de los recursos hídricos, estableciendo la participación de la Federación, las entidades 6 federativas y los municipios, así como la participación de la ciudadanía para la consecución de dichos fines.[5]
[5] CNDH. El derecho al agua potable y saneamiento. (primera edición). México D.F. Comisión Nacional de los Derechos Humanos, 2014, p. 5-6.
En este párrafo del artículo cuarto menciona que todas las personas tienen “derecho” al agua en forma suficiente de acuerdo a las pautas de la OMS, mínimo 50 o 100 litros de agua por cada persona de la familia al día, salubre en esta característica igualmente se tendrían que seguir una serie de pautas impuestas por la OMS debe estar libre de microorganismos, sustancias químicas y peligros radiológicos que sean una amenaza para la salud humana , el agua salubre es necesaria tanto para el uso doméstico como para el uso personal, aceptable el agua debe presentar un olor, color y sabor aceptables para el uso personal y doméstico, y asequible el agua y los servicios e instalaciones de acceso al agua deben ser asequibles para todas las personas.
Afectaciones
Existe una gran cantidad de afectaciones sociales, culturales y económicas al privar a la población a uno de sus derechos como es el acceso al agua, la doctora Anahí Gómez Fuentes a través de diversas investigaciones rescató los relatos de despojo e injusticia de los líderes del frente mazahua quienes describieron como en su experiencia cotidiana enfrentan la carencia de agua y la que estaba disponible se hallaba tan contaminada que les provocaba enfermedades en la piel. Como se mencionó en un principio de este capítulo, el Conjunto de Monitoreo para el Abastecimiento de Agua y con algunas pautas de la OMS, se dice que las personas tienen acceso al agua si la fuente se encuentra al menos 1 kilómetro de donde será utilizada, pues las comunidades Mazahuas más cercanas son las más afectadas y son las que no reciben este acceso adecuadamente, en un testimonio un habitante de Villa Allende menciona que antes su familia y comunidad lavaban en los ríos, se podían bañar, tomar y utilizar esta agua, pero que hoy en día tienen que hacer largas filas para obtener por lo menos 2 o 3 cubetas de agua al día, a lo que no cumple con las pautas de la OMC quién dice ya cada ciudadano le compete 50 o 100 litros de agua al día por cada miembro de una familia.
Dra. Anahí Gómez Fuentes
Movilizaciones del pueblo mazahua frente a las afectaciones del sistema Cutzamala.
La gota que derramó el vaso, y principal fuente de indignación para la comunidad mazahua, fueron las afectaciones derivadas de las actividades dentro del sistema Cutzamala, las cuales desencadenaron inundaciones suscitadas alrededor de septiembre de 2004, mismas que provocaron graves afectaciones en el municipio de Villa de Allende. Dicho evento fue el punto de partida para que el pueblo mazahua recurriera a la movilización social y colectiva para denunciar la pérdida de 300 hectáreas de cultivo a causa del desbordamiento del río Malacatepec, proveniente de la presa de Villa Victoria que es uno de los puntos de extracción de agua de la planta potabilizadora. Los residentes del municipio afectado buscaron dar solución a través de la dependencia municipal y las autoridades competentes.
Tras no obtener respuesta, en noviembre de 2003 recurrieron a asesorías legales para la planificación de estrategias a seguir ante las diferentes instancias del gobierno.
“Se acordó exigir además del pago de los terrenos inundados, la dotación de agua potable para las comunidades, la restitución de tierras expropiadas por la Comisión Nacional del Agua (CNA) que no fueron utilizadas por el sistema Cutzamala y un plan de desarrollo sustentable para la zona”.[6]
[6] Entrevista grabada a Armando, realizada por la autora el 7 de noviembre de 2004. Recuperada en Gomez (2007).
Debido al descontento causado por la nula respuesta y remuneración por parte de las autoridades de los municipios afectados, y los organismos responsables del sistema Cutzamala, el 2 de febrero de 2004 el pueblo mazahua levantó un movimiento conformado por 300 campesinos, entre mujeres y hombres. La manifestación se llevó a cabo con antorchas, el lugar fue en las inmediaciones de la planta potabilizadora de Los Berros, parte del sistema Cutzamala. Éste fue cerrado simbólicamente durante algunos minutos, para posteriormente iniciar un plantón de cinco días afuera de la potabilizadora.
Ese mismo año, el 24 de febrero, se llevó a cabo una reunión entre las comunidades mazahuas involucradas en la manifestación y la Comisión de Recursos Hidráulicos de la Cámara de Diputados. En este encuentro se acordó que se brindaría a la comunidad un apoyo de 27 millones de pesos para enmendar los daños ocasionados por las inundaciones. Dicho apoyo no se vio reflejado. En respuesta a lo anterior, el 14 de septiembre, mientras mazahuas planifican el siguiente movimiento de protesta (otro plantón frente a las instalaciones del Cutzamala), de forma espontánea, los mazahuas retuvieron un camión con 12 mil litros de cloro en las inmediaciones de la potabilizadora.
Fuentes, (2009) describe que:
Las negociaciones sostenidas en aquella reunión marcaron definitivamente el rumbo del movimiento. Los campesinos mazahuas acordaron con las autoridades de la CNA el ingreso a la planta de veinte cilindros de cloro. A cambio, el gerente Regional de Agua del Valle de México se comprometió a pagar los daños a los cultivos y a que se concluyeran las obras de infraestructura hidráulica que se habían estado realizando en algunas comunidades.[7]
[7] Fuentes, A. C. (2009). “Un ejército de mujeres. Un ejército por el agua. Las mujeres indígenas mazahuas en México.” Agricultura, sociedad y desarrollo, Vol. 6, No.3, pp. 207-221.
Creación del Frente Mazahua y el Ejército Zapatista de Mujeres en Defensa del agua; el papel de la mujer. Cronología
fig. 1.2 Fotografía tomada por Mariana Yampolsky
Las primeras movilizaciones mazahuas eran de carácter mixto, grupo que se hizo llamar Frente Mazahua en Defensa del Agua, sin embargo, las negociaciones se llevaban a cabo a través de los elementos masculinos que participaban en la organización. Sin embargo, los integrantes masculinos, de acuerdo con la división del trabajo vigente en el pueblo mazahua, debían cumplir con las actividades económicas que aportan ingresos a sus hogares, no sin mencionar que el flujo migratorio hacia las ciudades es una de las realidades del pueblo mazahua, además de una respuesta hacia la escasez de servicios que condicionan la estabilidad de la vida cotidiana en sus propios territorios. Por estas razones es que el movimiento perdió fuerza.
Foto tomada de: agua.org.mx
Las mujeres mazahuas tomaron el mando del movimiento después de un año de lucha del Frente liderado por los hombres. Posicionándose como principales líderes del movimiento bajo el título de comandantas. Las mujeres de la comunidad manifestaron el sentimiento de lucha frente al despojo de sus tierras por la instauración del Cutzamala y que propició se les negara el acceso al agua potable, interviniendo con sus actividades económicas y atentando contra el pleno goce de una vida digna (para sus hogares y la comunidad), con la revitalización del movimiento en defensa del agua. Suarez (2012) enfatiza que:
[8] Suarez, H. J. (2012). El nuevo malestar en la cultura. UNAM-Instituto de Investigaciones Sociales.
[9] Fragmento del testimonio de Amalia Mondragón, mujer mazahua. Recuperado del material audiovisual: Mujeres de agua digna Mazahuas. Disponible en: https://youtu.be/mVO9ytq_lNc
Se debe considerar la prevalencia del índice de población femenina de las comunidades mazahuas.
fig 1.3 Atlas de los pueblos indígenas de México-Instituto Nacional de los pueblos indígenas (Mayo 2020). Recuperado de:http://atlas.inpi.gob.mx/mazahuas-estadisticas/
De acuerdo con Fuentes, (2009):
Se recurrió a las mujeres "auténticamente" mazahuas quienes portaban cotidianamente la vestimenta y hablaban su lengua tradicional, además del español. El 19 de septiembre cuando se ideó la participación visible de las mujeres. Después de que los hombres sintieron la derrota, se reunió a las mujeres en el auditorio de Los Berros, se seleccionó a las mujeres con más decisión, más extrovertidas, con facilidad de palabra, y que sabían leer y escribir.[10]
[10] Fuentes, A. C. “Un ejército de mujeres. Un ejército por el agua. Las mujeres indígenas mazahuas en México.” Agricultura, sociedad y desarrollo, Vol. 6, No.3, 2009, pp. 207-221.
Si bien, la participación de la mujer buscó contrarrestar la disolución del movimiento del Frente, y una estrategia de visibilización, terminó por ser el punto clave para la creación del Ejército de Mujeres Zapatistas[11] en Defensa del Agua. En sus primeras movilizaciones participaron armadas simbólicamente con herramientas de labranza y fusiles de madera, así emprendieron marchas hacia la Ciudad de México, entraron en huelga de hambre, pero tampoco frenaron las manifestaciones y plantones. En cada manifestación siempre portaban sus trajes tradicionales y cargaban a sus hijos a la espalda.
[11] Herencia revolucionaria de la figura de Emiliano Zapata para referir a movimientos en defensa de la tierra.
fig. 1.4 Fotografía tomada por Mariana Yampolsky
Lo que se logró.
A través de la colectividad de su pueblo, la identidad mazahua fue visibilizada avivando, nacional e internacionalmente, el interés por su causa por el hecho de ser mujeres indígenas en defensa del agua como derecho humano que se les ha negado. La respuesta de las mujeres de la comunidad fue satisfactoria para el grupo de mujeres Zapatistas, así la esperanza por llevar agua potable a la comunidad se extendió a lo largo de los municipios pertenecientes al territorio mazahua.
Entre las demandas expuestas en el pliego petitorio elaborado por el EZMDA, se abogaba la construcción de la demanda de un plan integral de desarrollo sustentable para la zona, donde se exige una mejor calidad de vida para los pobladores de la zona mazahua y la creación de un plan de desarrollo sustentable, el cual consistía en dotar de agua potable a las comunidades, así como construir y equipar centros de salud, escuelas, fuentes de empleo, programas de vivienda, y acciones para la conservación del medio ambiente.
Su lucha consiguió que se realizaran para mejorar la calidad de vida de los habitantes de la zona del Cutzamala, como los 38 invernaderos que producen entre cuatrocientas y quinientas toneladas anuales de jitomate, un vivero forestal tecnificado, la reforestación de ejidos y la regulación del suministro de agua potable.
Las mujeres en el Frente Mazahua y en el EZMDA iniciaron un camino que puede conducir a la transformación social de los roles de género en sus comunidades; así como a nuevas formas de hacer política y ejercer los liderazgos desde la vida cotidiana. La participación de las mujeres en la movilización ha tenido distintos ámbitos de acción en los cuales se mueven, articulando la lucha con la vida diaria.[12]
[12] Fuentes, A. C. “Un ejército de mujeres. Un ejército por el agua. Las mujeres indígenas mazahuas en México.” Agricultura, sociedad y desarrollo, Vol. 6, No.3, 2009, pp. 207-221
En el caso de la comunidad mazahua, el papel de la mujer como mecanismo transformador quedó explícito. En ellas reside la esencia fulgurosa de la identidad de los pueblos originarios, donde el sentido de colectividad es esencial, contrario a las nuevas identidades sustentadas en los rasgos individualistas del sistema capitalista-patriarcal que atenta contra las cosmovisiones indígenas de México. De acuerdo con Suarez (2012), en un mundo donde
“La individualidad violenta los esquemas gregarios, colectivos, comunitarios; la razón se desvincula de la tradición, de la cultura, del mito.”[13]
[13] Suarez, H. J. (2012). El nuevo malestar en la cultura. UNAM-Instituto de Investigaciones Sociales.
Sin embargo, el despojo ha sido una forma de violencia, tácita y simbólica, ejercida históricamente contra los pueblos originarios, su tierra y su identidad, cuya desintegración resiste.
Simbolismos.
Los elementos acuñados a las movilizaciones indígenas se ligan directamente a la exaltación de la riqueza cultural de las raíces de estos pueblos originarios, que buscan subsistir en una realidad dictaminada por la lógica neoliberal. Sin embargo, las premisas que sustentan dichas movilizaciones difieren de los impulsos del movimiento obrero ligado al corte ideológico marxista o leninista. Buscan defender los derechos que les han difuminado históricamente, desplazándose de la visibilidad dentro del estrato social. Por ende, los simbolismos que llevan a rememorar las luchas encabezadas por el pueblo indígena, en este caso la efectuada por el EZMMDA, se concentran en la figura del arma de madera, las herramientas de labranza y, aún más importante, el uso de la vestimenta típica de la cultura mazahua que consiste en prendas multicolor y el uso de las características naguas.
Paralelismos con otros movimientos.
La relación organizacional guerrillera con otros movimientos nos remonta a lo ocurrido en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, visibilizado tardíamente a partir de 1994, cuya principal base social fueron los pueblos indígenas de los altos y la zona norte de Chiapas, así también sustentaban su campo ideológico sobre los cimientos de la teología de la liberación[14].
[14] La teología de la liberación identifica la lucha contra la pobreza y el subdesarrollo con la lucha antiimperialista y anticapitalista. Se trata de superar las causas estructurales de la injusticia social, tal como las objetivan las ciencias sociales.
Su objetivo era salvaguardar la clandestinidad de los insurgentes, realizar trabajos colectivos, de infraestructura y servicios comunitarios; pero, sobre todo, exponer la marginalidad de los pueblos originarios, pero también sublimar su identidad. Se reconoce como uno de sus principales logros el cese al fuego unilateral, puesto que las agresiones estructurales y manifiestas en las confrontaciones entre el Ejército Nacional y el EZLN, puesto que la desventaja y mayor número de bajas se concentró en el segundo.
Análisis Teórico
Las discusiones epistemológicas ligadas al movimiento zapatista encabezado por mujeres en lucha por su derecho al agua pueden verse a través de la perspectiva de sociólogos y teóricos que han aportado interesantes postulados en cuanto al análisis de los movimientos sociales. La movilización citada cumple con las características de las clases que organizan su lucha porque sus intereses están siendo contrapuestos. Touraine (1995) plantea que
“un movimiento social se define como el actor de un conflicto social, conducido por fuerzas de clase para la dirección de la historicidad, es decir, según modelos de conducta a partir de los cuales una sociedad produce sus prácticas.” Por otro lado, enuncia que “Un movimiento social se reconoce porque habla a la vez en nombre del pasado y en nombre del futuro, nunca únicamente dentro de las categorías de la organización social presente.” [15]
[15]Touraine, A. Un nuevo paradigma. Para comprender el mundo de hoy. Barcelona, ES, 2005, pp. 78-113.
En cuanto a su estudio, se debe comprender a los movimientos sociales no como cosas sino como sistemas de acciones que identifican un campo de conflicto y orientan hacia una reivindicación del sistema desde sus esquemas culturales perpetuos. Para la construcción de los movimientos sociales se recomienda la formación de un contra movimiento frente a la doctrina dominante, proceso en el que tangencialmente se identifica un antagonista.
Las directrices y condiciones históricas sobre las cuales se edificó la movilización del Frente Mazahua, después nombrado Ejército de Mujeres Zapatistas en Defensa del Agua, se relacionan con lo postulado por Alain Touraine respecto a los principios que impulsan la consolidación de un movimiento social. Se identifican tres:
El principio de identidad es la definición del actor por sí mismo. Un movimiento social no puede organizarse más que si esta definición es consciente. El conflicto es lo que constituye y organiza al actor. Es habitual que el actor se defina en primer lugar en términos organizativos o institucionales. Se habla con más facilidad de pobres, es decir, de un estatus socioeconómico, o de dependientes, en decir, de quienes no tienen acceso al sistema institucional y político, de quienes no están representados.
El principio de oposición hay que definirlo de la misma manera. Un movimiento no se organiza más que si puede nombrar a su adversario, pero su acción no presupone esta identificación. El conflicto hace surgir al adversario, forma la conciencia de los actores en presencia.
El principio de totalidad no es sino el sistema de acción histórica cuyos adversarios, situados en la doble dialéctica de las clases sociales, se disputan el dominio.
El Frente Mazahua se construyó sólidamente en torno al principio de identidad que define Touraine, donde el actor hace de sí mismo. En este caso, el movimiento social mazahua se autodefine como un movimiento indígena en defensa de los recursos naturales de la región, así como sus usos y costumbres. Sin embargo su objetivo más importante es la integración a la esfera social y legitimación de sus derechos humanos. También el actor ha sido capaz de definir la naturaleza de su acción como una lucha del grupo social por la conservación y aprovechamiento de los recursos naturales de la región.
En cuanto al resto de los principios se reconocen las condiciones histórico-estructurales a las que se ha sometido a los pueblos originarios de Latinoamérica. Lo que permite identificar un adversario claro posicionado en los marcos institucionales y la segregación latente ejercida por el Estado, que vulnera a sus desprotegidos desde los aspectos más íntimos, como su cultura.
El sujeto se forma en la voluntad de escapar a las fuerzas, reglas y poderes que nos impiden ser nosotros mismos, que tratan de reducirnos al estado de un componente de su sistema y de su control sobre la actividad, las intenciones y las interacciones de todos. Esas luchas contra lo que nos arrebata el sentido de nuestra existencia son siempre luchas desiguales contra un poder, contra un orden. No hay sujeto si no es rebelde, dividido entre la cólera y la esperanza.[16]
[16] Touraine, A. Un nuevo paradigma. Para comprender el mundo de hoy. Barcelona, ES, 2005, pp. 78-113.
La vivencia de rupturas sociales hace un llamado al acercamiento en los movimientos sociales, es difícil no empatizar con la desdicha de otros y reconocer el lugar que tienen los movimientos sociales, es reconocer los derechos humanos, así como nos reconocemos a nosotros mismos en nuestro plano individual.
Encontramos la emoción que impulsa a la solidaridad o porque somos tocados por el amor o por la esperanza de una liberación, no nos limitamos a una red de estatus y de roles, de gratificaciones y castigos, de aceptación o rechazo del orden social. Nuestra vida deja de ser enteramente social. No existe movimiento social que no nos haga salir del orden social, en nombre de la libertad, la igualdad, la justicia o de cualquier expresión de la presencia del sujeto en nosotros y entre nosotros.[17]
[17] Ibid., p. 107.
Sin embargo, los movimientos sociales indígenas no surgen por los problemas dictaminados por el orden de producción, como el movimiento obrero, sino que persigue intereses comunales ante el despojo. Parten desde los atentados contra la identidad y expresión cultural de estos pueblos. Por esta ligadura a la exigencia del derecho humano al acceso al agua potable, el movimiento del EZMDA responde a la concepción de nuevos movimientos sociales planteada por Boaventura de Sousa[18].
[18] Santos, B. D. S. Los nuevos movimientos sociales. OSAL: Observatorio Social de América Latina, 2001, p. 5.
Las mujeres en el Frente Mazahua iniciaron un camino que puede conducir a la transformación social de los roles de género en sus comunidades, es decir que atiende un fin específico de un grupo particular, así como a nuevas formas de hacer política y ejercer los liderazgos desde la vida cotidiana.
La participación de las mujeres en la movilización ha tenido distintos ámbitos de acción en los cuales se mueven, articulando la lucha con la vida diaria. Las acciones colectivas que las mujeres mazahuas emprendieron por la defensa del agua tuvieron principalmente tres evocaciones en lo que se reconoce como lo que nos habla Sousa, los Nuevos Movimientos Sociales (NMS): el movimiento de mujeres, el movimiento nacional indígena y el movimiento ambientalista.
Judith Butler, plantea dos cuestiones:
¿Cuál es la mejor manera de vivir nuestra propia vida (en un mundo en el que son muchos los que quedan estructural o sistemáticamente excluidos de tal posibilidad) y
¿Cómo condiciona y define al momento histórico actual la forma en que esta cuestión se plantea?
El segundo problema sería
¿Qué forma adopta esta cuestión hoy en día para nosotros?
O dicho de otro modo,
¿Cómo condiciona y define al momento histórico actual la forma en que esta cuestión se plantea?
Conclusión
“Que yo pueda llevar una vida valiosa es algo que escapa a mi decisión, porque resulta que esta vida es y a la vez no es mi vida, y es lo que me convierte en una criatura social y en un ser viviente.” [19]
[19] Butler, J., & Pérez, M. J. V. Cuerpos aliados y lucha política. Ediciones Paidós, 2017, p.202.
Se comprende entonces que la posición en la cual cada actor, o grupo de actores, se encuentra escapa del poder de la libre elección. Sistemáticamente se predestina el rol bajo el que se desarrollará la vida del individuo, sus acciones, interacciones, actividades, gustos o preferencias. Entonces el estudio de las relaciones sociales en cuestión del orden dominante es vital para convertir los asuntos colectivos en públicos para poder accionar, es un eje esencial para comprender la realidad social, puesto que se interpretan las relaciones de poder asimétricas que surgen entre los estratos poblacionales.
La necesidad de obtener agua es inherente a la vida misma. Por lo tanto, satisfacerla requiere un compromiso organizacional y social entre las comunidades. Mediante la movilización y organización comunitaria es que se sigue exigiendo el respeto de los derechos humanos y colectivos que pretenden brindar una vida vivible a cada individuo.
En México, podemos observar cómo la asimetría en el abastecimiento del recurso hídrico margina y despoja de una vida digna a sus sectores olvidados, tal como lo son los pueblos originarios. En el país existe una numerosa cantidad de comunidades en donde el acceso al agua es limitado o escaso, se necesita agua para los pueblos, no para los campos de golf, no para enriquecer embotelladoras ni para el desarrollo inmobiliario que enriquece a unos cuantos.
Foto tomada de: desdeabajomx
El derecho al agua se cumple cuando es salubre, suficiente y accesible, poseer este recurso sigue siendo una cuestión de privilegio.
Por ello, como sociólogos, se busca concientizar acerca del despojo histórico que se ha ejercido de forma violenta y profunda contra los pueblos originarios de México, impulsada por el sistema capitalista y políticas neoliberales donde las identidades deben difuminarse para así romper con la esencia mesoamericana y su conexión con la naturaleza, con el fin de usar la tierra a beneficio de la humanidad, concibiendo como un bien meramente económico y no como la cuna de la vida. También, comprender que
“Todo movimiento social es en sí mismo una forma social, y cuando clama por una nueva modalidad de la vida, por una vida vivible, entonces tiene que poner en marcha, en ese momento, los mismos principios que ese movimiento quiere hacer realidad.”[20]
[20] Butler, J., & Pérez, M. J. V. (2017). Cuerpos aliados y lucha política (p.218). Ediciones Paidós.
REFERENCIAS
Butler, J., & Pérez, M. J. V. Cuerpos aliados y lucha política. Ediciones Paidós, 2017.
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