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Tomás Ariel Castillo López

La mirada de cómplice

Con los huaraches plantados en el suelo, Don Mariano esperaba sentado a que anunciaran la salida del autobús que iba a Tierra Blanca. Poseía una mirada extraviada y observaba a un joven al lado de él que parecía tímido, aunque afable. Al advertir la inspección del viejo, éste levantó los ojos al nivel de los suyos, le sonrió como si se tratara de un amigo al que no había visto en algún tiempo. El joven era Román, un citadino atento, carismático y de palabras limitadas.

En ese momento vestía un pantalón de mezclilla azul oscuro, unos tenis PANAM, suetercito negro; era mestizo, resultado de la política integracionista de los cincuentas y el ideal vasconcelista, lucía un cabello rizado largo y enmarañado, una barba escasa, así como algunas cicatrices del acné prematuro del que sufrió. Don Mariano era un señor despistado pero ingenioso, terco pero con ojo de buen cubero para resolver problemas cotidianos, serio pero bien chambeador; provenía del campo, usaba huaraches de suela de llanta, sombrero de palma, como el que utilizan en el llano de la cuenca veracruzana para sembrar, una camisa de manga larga de trapo y un pantalón blanco de tela delgada.

Su piel era morena rojiza, su porte de campesino (objeto dela discriminación de algunos capitalinos)

su nariz era abultada, lucía un cabello canoso, corto y bien peinado. Sólo se quedaron explorando sus rostros con la mirada, con una sonrisa gentil, sentados, uno al lado del otro.

—Sale el autobús de once horas treinta minutos a Tierra Blanca.

Don Mariano se levantó mirando al joven con semblante de aprobación y asintió con la cabeza,

de la misma forma que Román.

Se dirigió al autobús estacionado en el andén número nueve, avanzó sigilosamente y se perdió a la vista del muchacho entre los pasajeros. Se había ido su amigo y cómplice de Tierra Blanca con la mirada de aceptación.

—Buen viaje, Don —pensó Román mientras planeaba el secuestro del licenciado Penichet.

 

Estudiante de noveno semestre de la licenciatura en Antropología Social en la Universidad Veracruzana. Interesado en los temas de educación superior, globalización, cultura, hegemonía, antropología mexicana, entre otros. Ha contribuido en la revista de divulgación "Fuimos peces" y ha participado en concursos de creación literaria como el "Concurso de jóvenes creadores veracruzanos Sergio Pitol". Le gusta escribir textos literarios, en específico cuentos.

 

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