top of page

La Inteligencia Artificial y El Desierto Poshumano desde la perspectiva de Slavoj Zizek

Alan Tonatiuh López Niño

Introducción


La inteligencia artificial (IA) ha revolucionado nuestra sociedad en muchos aspectos. Desde asistentes de voz como Siri y Alexa, modelos de lenguaje de generación de textos como ChatGPT, Copilot y Gemini, hasta vehículos autónomos y casas inteligentes, la IA está cada vez más presente e integrada en nuestras vidas. Sin embargo, el filósofo esloveno Slavoj Žižek advierte sobre las implicaciones más profundas y problemáticas que conlleva la expansión de la IA. En este artículo analizaremos la visión de Žižek sobre cómo la IA podría llevarnos a un “desierto poshumano”, un mundo deshumanizado dominado por la tecnología.


Exploraremos cuatro aspectos clave de esta visión:

1) El desencantamiento de la realidad humana;

2) Las amenazas a la autonomía individual;

3) La deshumanización y pérdida de autenticidad;

4) El peligro de la complacencia tecnológica.


Veremos cómo Žižek utiliza su enfoque psicoanalítico y su crítica ideológica para examinar estos temas. Aunque la IA ofrece muchos beneficios, es importante considerar los posibles riesgos para mantener un equilibrio ético y humanista.


Pues, según Žižek, “La IA representa una amenaza fundamental para la experiencia humana tal como la conocemos. Al algoritmizar y digitalizar cada vez más dimensiones de nuestra realidad social, se corre el riesgo de erosionar nuestro sentido de nosotros mismos como agentes creativos y espontáneos” (Žižek, 2021).


En efecto, la creciente presencia de la IA en ámbitos como las relaciones interpersonales, el trabajo, el ocio y hasta la espiritualidad podría llevarnos a un “desencantamiento” de la realidad vivida. Como explica Žižek:


“Lo que es preocupante no es solo el control directo sobre nuestras mentes y cuerpos, sino más bien el escenario indirecto en el que nuestra experiencia social es sutilmente manipulada por algoritmos secretos que orquestan nuestros encuentros, relaciones e ideas. De esta manera, la realidad vivida se vuelve cada vez más estandarizada y aplanada, perdiendo su profundidad espontánea” (Žižek, 2021).

En otras palabras, la creciente mediación de la IA entre nosotros y el mundo puede erosionar nuestro sentido de agencia y espontaneidad. La realidad se vuelve un constructo predecible y manipulable en vez de un ámbito vivo para la exploración humana. Según Žižek, esto representa la culminación de un proceso histórico de desentrañamiento racional que comenzó con la Ilustración.


Ciertamente, la IA promete beneficios como la predicción de patrones, la personalización de productos y la automatización de tareas repetitivas. Al respecto, este filósofo cuestiona si estos beneficios valen la pena, si el costo es la pérdida de nuestra libertad humana: “Nuestra sumisión voluntaria a la guía algorítmica es celebrada como la cúspide de la personalización y la libertad: el sistema sabe lo que quiero mejor que yo mismo. Pero la verdadera elección se evapora cuando mis deseos son anticipados y satisfechos antes de que pueda articularlos” (Žižek, 2022).


En este mismo tenor, Žižek ve en la IA el potencial de erigir una “dictadura amable” que se presenta como neutral y objetiva, pero que en realidad responde a intereses empresariales:


“Los defensores de la IA prometen una administración imparcial y científica de los asuntos humanos. Pero detrás de esta fachada se oculta una nueva forma de despotismo: nuestra dependencia de los oráculos algorítmicos, cuya lógica subyacente es secreta y responderá a quienes detenten el poder de la información” (Žižek, 2020).


La complacencia ante esta “dictadura amable” es, para Žižek, uno de los mayores peligros. Nos habituamos demasiado rápido a delegar nuestra toma de decisiones en manos de máquinas opacas. Como advierte,


“la falsa sensación de que no hay alternativa al capitalismo tecnológico es precisamente lo que nos impide repensar nuestro ethos colectivo”. En cambio, “necesitamos rediscutir el propósito mismo de la tecnología en lugar de aceptarla como un destino dado” (Žižek, 2020).

En suma, la principal preocupación de Slavoj Žižek es que nos dejemos seducir por una visión ingenua de la IA como un progreso neutral e inevitable, cuando en realidad conlleva riesgos fundamentales para nuestra subjetividad y libertad humanas. La filosofía de Žižek busca alertarnos sobre estos riesgos y abrir un debate crítico sobre las implicaciones éticas y políticas de la IA.




Desencantamiento de la realidad humana


Para Žižek, uno de los principales peligros de la IA es que puede provocar un “desencantamiento” de la realidad humana. Con desencantamiento, se refiere a la pérdida de misterio, profundidad y espontaneidad en nuestra experiencia vivida.

Según Žižek,


“El aumento de la mediación tecnológica en cada faceta de nuestras vidas mediante dispositivos y algoritmos inteligentes amenaza con reducir la realidad a un conjunto de datos manipulables y nuestra experiencia a una serie predecible de inputs y outputs. El mundo se vuelve una máquina perfectamente calculable, despojada de aura divina” (Žižek, 2021).

Con el auge de la hiperconectividad y el internet de las cosas, la IA podría infiltrarse en los intersticios más íntimos de nuestra existencia. Nuestras relaciones, creencias, deseos y aspiraciones se transforman en datos comportamentales procesados por algoritmos:


“La digitalización del mundo permite su codificación completa en términos computacionales. La realidad se vuelve inteligible como un programa informático gigante que puede monitorizar y predecir toda contingencia. La espontaneidad humana es anulada por este panóptico algorítmico universal” (Žižek, 2022).

Incluso ámbitos como el arte, antes bastiones de la imaginación libre, se ven colonizados por la lógica de la IA.


“Hoy la creatividad artística está siendo suplantada por la inteligencia artificial, borrando la diferencia entre la expresión humana y la producción maquínica. Cuando el arte se vuelve mero algoritmo, pierde su dimensión de verdad y libertad” (Žižek, 2020).

De esta manera, la IA contribuye al “desencantamiento del mundo” al eliminar el misterio del que hablaba Max Weber como constitutivo de la experiencia humana. La realidad pierde profundidad y se convierte en un constructo lógico-formal perfectamente administrado. Para Žižek, este proceso de desencantamiento comenzó con la Ilustración y el auge de la ciencia moderna. Posteriormente, el psicoanálisis de Freud continuó esta labor al reducir el amor a una pulsión sexual.


Pero la novedad actual radica en la capacidad de la IA de penetrar y mediar nuestra vida cotidiana, como explica este autor: “Antes el desencantamiento científico operaba en el nivel de las ideas: Dios fue desplazado por la gravitación universal. Hoy la IA permite el desencantamiento de la textura misma de la realidad, al traducir cada experiencia humana a datos computacionales” (Žižek, 2021).


De este modo, la IA culmina el proceso histórico de colonización científica, volviendo el mundo un espacio totalmente administrado y controlable. Según Žižek, esto conlleva una pérdida de libertad y espontaneidad humanas ante el universo algorítmico:


“La lógica formal reemplaza la apertura y ambigüedad de la existencia. El gesto y pensamiento imprevisible ya no tienen cabida en un mundo regulado por la fría objetividad del cálculo” (Žižek, 2020).

Incluso nuestra subjetividad más íntima se ve invadida por la traducción algorítmica, pues


“hoy la IA permite acceder y manipular los estratos inconscientes de la psique, decodificando y reprogramando nuestros deseos y creencias. De esta forma, se completa el proyecto freudiano de desencantamiento metafísico del alma” (Žižek, 2021).


Por ello, para Žižek, nos encaminamos cada vez más hacia un “desierto poshumano”, un mundo completamente descualificado y carente de misterio, donde el último reducto de espontaneidad humana ha sido conquistado por la máquina inteligente.


Así, el filósofo esloveno ve en el auge de la IA la culminación de un proceso histórico de desencantamiento o pérdida de misterio ontológico. Si antes la ciencia redujo la naturaleza a leyes mecánicas, ahora la IA coloniza nuestra subjetividad y experiencia cotidiana más profunda.


El resultado es una realidad opaca y unidimensional, perfectamente administrada pero carente de aura sagrada.


La tarea filosófica urgente, para Žižek, es resistir este desencantamiento tecnológico y replantear el sentido del misterio, la espontaneidad y la libertad humanas.


Amenazas a la autonomía individual


Otra gran preocupación de Žižek es cómo la IA podría amenazar nuestra autonomía y libertad individual. A medida que dependemos más de algoritmos para organizar nuestras vidas, tomamos decisiones basadas en datos en lugar de nuestros propios juicios e intuiciones.

“La IA nos empuja cada vez más a delegar nuestras elecciones en oráculos algorítmicos que pretenden conocernos mejor que nosotros mismos. Abdicamos así de nuestra facultad humana de decidir autónomamente según nuestros valores e intereses reflexionados” (Žižek, 2022).

De este modo, se erosiona la posibilidad de la acción espontánea y la invención de nuevos modos de vida, como plantea Žižek:

“La algoritmización de la realidad social elimina la capacidad humana de comenzar algo nuevo mediante un acto imprevisible. Todo se vuelve repetición de matrices predecibles, sin posibilidad de novedad radical” (Žižek, 2021).

Esta pérdida de autonomía individual también tiene una dimensión política preocupante. La IA podría utilizarse para un control social refinado, como en el caso de:

“Los sistemas algorítmicos de vigilancia y la modificación conductual, que permiten un grado de manipulación psicopolítica sin precedentes. Nuestra autonomía como ciudadanos se esfuma cuando nuestros deseos, opiniones y votos son modelados por una ingeniería social invisible” (Žižek, 2020).

Incluso cuando no es impuesta coercitivamente, la dependencia voluntaria de la guía algorítmica genera problemas:

“La gente abraza con entusiasmo las recomendaciones y predicciones personalizadas de la IA sin darse cuenta de que sus horizontes de posibilidad se estrechan manipulativamente. La libertad se evapora cuando mis deseos son anticipados y satisfechos antes de que pueda articularlos” (Žižek, 2022).

Es decir, la IA podría conducir a una suerte de “servidumbre feliz”, donde los individuos son modelados para alinearse dócilmente con las directivas sistémicas.

Para Žižek, esto se conecta con la pérdida del sujeto como agente autónomo en la posmodernidad. Como explica:

“El declive del sujeto cartesiano estándar ya había comenzado con la lingüística estructuralista y el psicoanálisis, que revelaron al individuo como construido por sistemas inconscientes de lenguaje y deseo. La IA completa este proceso al hacer tangible un Otro digital que modela nuestras vidas” (Žižek, 2021).

Es decir, la IA materializa externalmente esas estructuras simbólicas que ya conformaban al sujeto. Pero lleva esta lógica a un nuevo nivel, pues:

“Antes, los sistemas que determinaban al individuo permanecían invisibles. La novedad es que ahora la IA permite la emergencia de un Otro concreto, un Dios algorítmico exterior ante el cual abdicamos nuestra autonomía consciente y voluntariamente” (Žižek, 2023).

De este modo, se consumaría el paso de la heteronomía inconsciente a la servidumbre voluntaria explícita.

Lo anterior también se relaciona con las transformaciones del capitalismo contemporáneo:

“El capitalismo postindustrial ya no requiere de sujetos autónomos como fuerza productiva. La recopilación masiva de datos y la IA permiten la explotación directa de la psique inconsciente mediante su modelamiento algorítmico” (Žižek, 2020).

Por tanto, el capitalismo muta hacia un sistema de control social total a través de la IA, que sustituye al trabajador-sujeto del industrialismo.


En suma, desde la perspectiva de Žižek, la IA representa una amenaza sin precedentes para la autonomía individual, tanto por la posibilidad de un disciplinamiento coercitivo de las poblaciones, como por la seducción de delegar nuestras decisiones a algoritmos supuestamente benevolentes. Esto culminaría un proceso posmoderno de declive del sujeto clásico ilustrado.


Por ello, la tarea ético-política urgente es proteger los espacios de opacidad no capturables por la transparencia algorítmica, que permitan algún grado de espontaneidad no modelada. Se trata de redefinir la autonomía, ya no como independencia absoluta, sino como la capacidad humana de actuar de modos nuevos e impredecibles que escapen a la lógica sistémica.


Esto requeriría reconocer la constitutiva fragilidad y falta de fundamentos de nuestra libertad, en vez de entregarla ingenuamente a la IA.



Deshumanización y pérdida de autenticidad


Asimismo, Žižek ve en la ascensión de la IA el riesgo de una progresiva deshumanización. Las relaciones sociales mediadas por máquinas, la creciente dependencia de sistemas automatizados y la posibilidad de “mejorarnos” con implantes cibernéticos apuntan a una futura “vida inorgánica”. En sus palabras:

“Cuando las funciones cognitivas y los vínculos emocionales son colonizados por IA, estamos renunciando a lo que nos hace humanos. La búsqueda de eficiencia y conveniencia mediante la tecnología conlleva el sacrificio de nuestra autenticidad humana” (Žižek, 2023).

Esta deshumanización está vinculada a la desaparición de la dimensión trágica de la existencia:

“La lucha contra la finitud y la muerte mediante la tecnología implica abandonar lo que nos hace mortales, demasiado humanos. La IA consuma una fantasía prometeica de trascender la tragedia humana que solo puede culminar en la deshumanización” (Žižek, 2021).

Otros pensadores, como Yuval Harari, han expresado ideas similares sobre el riesgo de una sociedad posthumana dominada por una casta algorítmico-cibernética. Según Harari:

“Los humanos están a punto de convertirse en una especie inferior. No porque las máquinas nos vayan a conquistar, sino porque decidiremos fusionarnos con la tecnología y privilegiar ciertas cualidades algorítmicas por sobre nuestra naturaleza intuitiva y emocional” (Harari, 2016).

La filósofa Joanna Zylinska también advierte sobre esta pérdida de humanidad:

“Bajo el imperativo de mejoramiento y optimización, el ser humano se vuelve obsoleto. La IA promete superar nuestras fallas y limitaciones, a costa de sacrificar quizás aquello que nos hace propiamente humanos” (Zylinska, 2020).

Para Žižek, esta deshumanización también implica una creciente pérdida de autenticidad. La mediación tecnológica amenaza con suplantar nuestras relaciones sociales, creencias, recuerdos y emociones más profundas, reemplazándolas por constructos artificiales:

“Nuestra vulnerabilidad y espontaneidad humanas son anuladas por una hiperrealidad de control total. Todo deviene simulacro digital, sin el peso de la finitud y la melancólica sabiduría del fracaso constitutivos de lo humano” (Žižek, 2022).

Como plantea Byung-Chul Han, viviríamos cada vez más en un sucedáneo de mundo creado por la IA, sin la fricción de lo real:

“La inteligencia artificial produce una hiperrealidad suave, sin negatividad ni extrañeza, una realidad exitosa de la que se ha expulsado el otro como diferencia” (Han, 2018).

Incluso nuestra corporalidad orgánica se ve amenazada por la posibilidad de sustituir nuestro cuerpo por prótesis cibernéticas más eficientes. Como advierte la filósofa Rosi Braidotti:

“La idea del posthumanismo como mejoramiento infinito mediante la tecnología implica dejar atrás la materialidad encarnada, situada, de nuestra existencia. Pero esa fantasía tecnonarcisista de trascendencia esconde un odio por la fragilidad de lo vivo” (Braidotti, 2023).

En definitiva, desde la perspectiva de Žižek y otros pensadores, el aumento exponencial de la mediación tecnológica a través de la IA conlleva el grave riesgo de una creciente deshumanización. La búsqueda acrítica de optimización mediante la IA podría terminar por desplazar o anular aquellas dimensiones más profundamente humanas de la existencia, aquello que nos hace frágiles, finitos y mortales.


La tarea ética urgente es proteger la autenticidad humana antes de que sea completamente colonizada por la lógica algorítmica.

El peligro de la complacencia tecnológica


Finalmente, Žižek advierte sobre los peligros de la complacencia y la pasividad acrítica ante el desarrollo tecnológico. Existe la fantasía ideológica de que la IA representa un progreso neutral e inevitable, pero deberíamos cuestionar esta presunción y explorar alternativas más humanistas. En palabras del autor:

“La falsa sensación de que no hay alternativa al capitalismo tecnológico es precisamente lo que nos impide repensar nuestro ethos colectivo. Necesitamos rediscutir el propósito mismo de la tecnología en lugar de aceptarla como un destino dado” (Žižek, 2020).

La crítica de Žižek busca desenmascarar esta complacencia ideológica, que presenta la tecnología como un avance natural, en lugar de la materialización de intereses económico-políticos concretos. Como plantea su colega Adrian Johnston:

“Žižek busca perturbar la beatitud postmoderna con la tecnología, que celebra acríticamente la computarización capitalista de la existencia como si fuera un paso evolutivo inevitable” (Johnston, 2018).

O como sostiene el mismo Žižek:

“El entusiasmo por cada nueva tecnología que promete aumentar nuestra vida debe ser temperado por una dosis de sabiduría trágica. De lo contrario, terminamos en una complacencia nihilista que naturaliza el orden existente y clausura el futuro” (Žižek, 2020).

Esta actitud acrítica ignora el hecho de que la tecnología no es neutra, sino que encarna valores e intereses específicos, como plantea el filósofo de la tecnología Andrew Feenberg:

“La tecnología opera como una fuerza ideológica que sanciona el statu quo al presentarlo como natural e inevitable. Pero en realidad refleja una elección histórica entre alternativas técnicas, guiada por intereses de poder” (Feenberg, 2017).

La pensadora Shoshana Zuboff ha analizado cómo el capitalismo de vigilancia impulsa el desarrollo de la IA con fines de predictibilidad y control social. Según Zuboff:

“Las grandes corporaciones tecnológicas promueven acríticamente la IA como progreso cognitivo, cuando en realidad es un proyecto ideológico neoliberal de modificación conductual para crear personas, relaciones y sociedades predecibles y explotables” (Zuboff, 2019).

En esta línea crítica, pensadores como Evgeny Morozov cuestionan la narrativa tecno-utopista sobre la IA y el big data, señalando sus dimensiones políticas excluyentes:

“La IA no es una tecnología neutral, sino un proyecto hegemónico para la imposición de un régimen algorítmico de verdad que beneficia a las élites corporativas y suprime alternativas democráticas” (Morozov, 2019).

Desde la óptica de Žižek, entonces, es urgente despertar del automatismo acrítico que naturaliza la computarización capitalista de la existencia. En vez de aceptar la IA como destino, deberíamos redefinir colectivamente los fines de la tecnología para potenciar nuestra humanidad compartida.

Esta sería la verdadera tarea emancipatoria en la era de la IA.



Conclusión


La crítica de Žižek resalta los profundos impactos humanistas que conlleva la expansión de la IA. Amenaza con crear un “desierto poshumano”, un mundo desubjetivado donde hemos renunciado a nuestra autonomía y espontaneidad en pos de la conveniencia tecnológica. No existe una respuesta simple a estos desafíos, pero necesitamos examinarlos seriamente para forjar un futuro donde la tecnología potencie, en lugar de empobrecer, nuestra humanidad compartida.

Según Žižek, debemos resistir la complacencia ideológica que presenta a la IA como un progreso inevitable. Es decir, la tarea emancipatoria actual es redefinir colectivamente el propósito y sentido de la tecnología en función de ideales humanistas, en lugar de aceptar pasivamente su lógica instrumental prevaleciente. Esto requiere una reinvención de la autonomía, no ya como independencia absoluta, sino como capacidad de acción creativa e impredecible:

“Frente al universo algorítmico, debemos reivindicar espacios de opacidad inasimilable que permitan la espontaneidad no programada. La auténtica autonomía asume la fragilidad constitutiva de la libertad humana” (Žižek, 2021).

También implica una revalorización de la finitud, que la tecnología promete superar:

“Reconocer nuestra mortalidad compartida puede ser la base de un nuevo humanismo tecnológico, opuesto a la deshumanización progresiva en nombre de la eficiencia” (Žižek, 2023).

Se vuelve imperativo democratizar el desarrollo de la IA para que potencie el bien común, pues la gobernanza algorítmica no puede quedar en manos corporativas. Debemos politizar la IA para poner su inmenso poder al servicio de la justicia social y los derechos humanos.


En definitiva, la IA no es simplemente una herramienta neutra, sino que encarna opciones de valor que debemos confrontar con lucidez. ¿Qué tipo de sociedad y seres humanos estamos creando? ¿Hacia qué fines dirigimos el inmenso poder de la IA? Estas son preguntas fundamentales que requieren un debate abierto y plural.

Todavía estamos a tiempo de elegir un futuro más humano, pero esta elección ética y política no puede ser eludida. De ello depende si la IA potencia o deteriora irreversiblemente nuestra humanidad compartida.


Fuentes de información:

Braidotti, R. (2023). Conocimiento posthumano. México: Gedisa Editorial.


Feenberg, A. (2017). Teoría crítica de la tecnología y STS. Thesis Eleven, 138(1), 3-12. https://doi.org/10.1177/0725513616689388


Han, B. C. (2018). Buen entretenimiento. Barcelona: Herder Editorial.


Harari, Y. N. (2016). Homo Deus: Breve historia del mañana. Madrid: Debate.


Johnston, A. (2018). Un nuevo idealismo alemán: Hegel, Žižek y el materialismo dialéctico. Nueva York: Columbia University Press. https://doi.org/10.7312/john18162


Morozov, E. (2019). ¿Socialismo digital? El debate del cálculo en la era del big data. New


Žižek, S. (2020). El cielo en desorden. Londres: OR Books. https://doi.org/10.2307/j.ctv16t6n4q


Žižek, S. (2021). Como un ladrón en pleno día: El poder en la era de la poshumanidad. Barcelona: Anagrama.


Žižek, S. (2022). Hegel y el cerebro conectado. Argentina: Paidós.


Žižek, S. (2023). Idiotez artificial. Londres: OR Books. https://www.orbooks.com/catalog/idiocy-artificial/


Zuboff, S. (2019). La era del capitalismo de la vigilancia: La lucha por un futuro humano en la nueva frontera del poder. Nueva York: PublicAffairs.


Zylinska, J. (2020). Arte de IA: Visiones de máquina y sueños distorsionados. Londres: Open Humanities Press. http://www.openhumanitiespress.org/books/titles/ai-art/

 

 

 

Sobre el autor:

Alan Tonatiuh López Niño. Doctor en Investigaciones Educativas, Doctor en Educación, Maestro en Pedagogía de las Ciencias Sociales, Licenciado en Informática, Especialidad en Competencias Docentes para la Educación Media Superior. Asesor-Investigador en el Colegio Superior para la Educación Integral Intercultural de Oaxaca (CSEIIO). Áreas de interés: Educación indígena, filosofía de la educación, filosofía de la ciencia, hermenéutica, existencialismo, sociología, nuevas tecnologías, cultura digital.


Comments


Dirección:

Elisa Guadalupe Cuevas Landero

 

Subdirección:

Citlali Hernández Castellanos

 

Edición web:

Arturo Oscar Suro Cruz 

Colaboran en esta obra, miembros de la comunidad universitaria de la FES Acatlán y de algunas otras facultades de la UNAM; así como miembros de otras instituciones públicas nacionales y extranjeras. Los escritos son propiedad intelectual y responsabilidad de quienes los escriben y los firman.

Editorial de la revista impresa: 

innovación editorial lagares México

 

Crisol Acatlán

bottom of page