La hegemonía desde la perspectiva ideológica de Gramsci.
Resumen:
Antonio Gramsci, destacado pensador italiano, dejó un legado teórico que influyó en el socialismo del siglo XX y continúa siendo relevante en la intelectualidad actual. Su enfoque aborda la estructura socioeconómica y la superestructura jurídico-política en una "formación social" dentro del sistema capitalista. Gramsci nos lega una visión profunda sobre la Hegemonía y su relación con la estructura social, destacando la importancia de los intelectuales y los aparatos ideológicos en la conformación del poder político y social.
Temas:
Hegemonía, Estructura socioeconómica, Superestructura jurídico-política, Aparatos ideológicos.
Introducción
No se puede hablar de Hegemonía sin inspeccionar el andamiaje teórico aportado por Antonio Gramsci, pensador italiano cuyas ideas permearon no sólo en el socialismo del siglo XX, sino en la intelectualidad que desde entonces y hasta ahora aún se revisan los cuadernos que dicho autor escribió desde la cárcel. Cabe resaltar que la base de su pensamiento tiene injerencia en el campo de la estructura socioeconómica y la superestructura jurídico-política de una “formación social” dada dentro de un sistema capitalista.
Gramsci, además de ser un hombre de ideas, es un hombre de práctica, pues tuvo la dirección de algunos periódicos, fue miembro del Partido Comunista y luchó contra el fascismo en Italia. Esto nos abre un panorama de la realidad que Gramsci percibió y de la cual logró conjuntar las ideas que darían origen a dos de sus más grandes conceptos: Hegemonía y Bloque histórico, siendo el primero de ellos, central para este análisis.
Para entender la categoría Hegemonía desde la perspectiva de Gramsci, resulta importante comprender algunos otros conceptos clave de su pensamiento como: la “voluntad colectiva” (que retoma de Maquiavelo), “bloque histórico”, “bloque ideológico”, “intelectuales”, por mencionar los más destacados. Partiendo de este eje, es comprensible el hecho de que su origen italiano le haya traído un interés genuino sobre las ideas de Nicolás Maquiavelo respecto a la unión de los pueblos italianos.
2. Desarrollo
En efecto, Gramsci ve en Maquiavelo un hombre adelantado a su época, con la capacidad intelectual para idear una entidad política soberana, capaz de defenderse de otros pueblos, hecho que no sería posible sin la “voluntad colectiva”.
La voluntad colectiva, tanto para Maquiavelo como para Gramsci, no es la simple unión entre individuos, sino la integración de una colectividad respaldada por un soberano con un interés común, en el caso de Maquiavelo esta voluntad colectiva recae en “El Príncipe”, mientras que para Gramsci la voluntad colectiva recae en la “Sociedad Civil”.
En el primer caso:
“El Príncipe de Maquiavelo podría ser estudiado como una ejemplificación histórica del ´mito´ soreliano, o sea de la ideología política que se presenta no como fría utopía ni como doctrinario raciocinio, sino como ´fantasía´ concreta que actúa sobre un pueblo disperso y pulverizado para suscitar y organizar su voluntad colectiva.” (Gramsci, 1984, p. 223)
En el segundo caso, la construcción de una voluntad colectiva requiere de un elemento de organicidad y cohesión más allá del soberano. Pues Gramsci, al contrario de los contractualistas, deja claro que no existen los sistemas donde sólo baste el consenso para cohesionar a un Estado, pues este supuesto se basa en la igualdad entre hombres, libres y razonables.
Sin embargo, Gramsci entiende que existe una clase capaz de ejercer coerción sobre otras a través del aparato ideológico, y en su caso, cuando este no es suficiente, la clase dominante se vale de la fuerza para hacer prevalecer sus intereses. A esto último, Gramsci lo conoce como “Dictadura”, mientras que cuando el dominio se logra a través de aparatos ideológicos, Gramsci lo denomina “Hegemonía”.
De tal efecto que, la ideología tiene un papel sustantivo en el ejercicio de la Hegemonía, pues al difundir un sistema de valores particular a partir de las estructuras religiosas, educativas, culturales y medios de comunicación, la Sociedad Política encuentra el instrumento integrador para crear la voluntad colectiva al interior de la Sociedad Civil. Pero ¿Qué entiende Gramsci por Sociedad Política y Sociedad Civil?
De acuerdo con el marxismo, el Estado se encuentra dividido en estructura y superestructura. Gramsci reconoce que en el seno de la estructura se encuentra la Sociedad Civil, mientras que en la superestructura encontramos a la Sociedad Política.
La Sociedad Civil refiere al conjunto de relaciones privadas que se dan en las esferas económica y social donde recae el bloque ideológico, es decir, donde las estructuras ideológicas (instituciones y material ideológico), permean sobre el bloque ideológico (la colectividad receptora del programa ideológico).
Por el contrario, la Sociedad Política corresponde a todo el aparato del Estado que tiene dominio jurídico-político sobre la Sociedad Civil a través de los programas ideológicos que permean desde la clase dirigente.
Cuando la Sociedad Política y la Sociedad Civil se encuentran orgánicamente integradas, forman un bloque que es conocido por Gramsci como “bloque histórico”. En este sentido, la voluntad colectiva, funciona como elemento cohesionador del bloque histórico, sin embargo, esto no es suficiente para comprender dicha categoría en su sentido Gramsciano. Para este autor, existe un conjunto de agentes trascendentes que llevan a cabo la función cohesionadora del Estado en su completitud, dichos agentes son conocidos como “intelectuales”.
Los intelectuales no representan una clase en sí, ni para sí, es decir, no representan una masa homogénea. De acuerdo con la concepción de Gramsci, no se debe entender el término intelectual en un sentido genérico, sino como agentes de la superestructura, ello implica, que pueden provenir de cualquier clase social. Generalmente, la función de un intelectual, independientemente de la clase social a la que pertenezca, está por en encima de ésta, no obstante que, se le considera un representante de los intereses de su clase social, y, mientras menor sea su consciencia de clase, mayormente tratará de ser cooptado por la clase social dominante, por lo que sus intereses se vincularán a los de esta clase y no a los de la clase de la que proviene.
El estudio de la función de los intelectuales en el seno del bloque histórico presenta un triple aspecto:
-el vínculo orgánico entre el intelectual y el grupo que representa, y su función en el seno de la superestructura; -las relaciones entre los intelectuales del bloque histórico y los del antiguo sistema hegemónico (intelectuales tradicionales); y - la organización interna del “bloque intelectual” en el seno del bloque histórico. (Portelli, 1990, p. 94).
Los intelectuales, con el cemento cohesionador entre su clase social y la clase encargada de darle dirección al Estado; entre los nuevos intelectuales y la vieja guardia; entre la Sociedad Política y la Sociedad Civil, conformando así un bloque histórico.
Por tanto, la homogeneidad del bloque histórico se encuentra dada por la unión que logran los intelectuales entre las diferentes capas de la Sociedad Civil (estructura) y la Sociedad Política (superestructura); lo que nos permite ver la importancia de los intelectuales como agentes cohesionadores, así como la importancia del poder ideológico en función del papel que juega para la creación de un bloque histórico.
La articulación del bloque histórico permite entonces diferenciar metódicamente dos esferas complejas: la estructura socio-económica y la superestructura ideológica y política, cuya vinculación orgánica es asegurada por una capa social diferenciada: los intelectuales. El rol esencial de esta capa aparece en el análisis dinámico del bloque histórico y, fundamentalmente, en el ejercicio de la hegemonía. (Portelli, 1990, p. 63).
Por otra parte, en la construcción de la categoría Hegemonía, Gramsci también se vio influido por otro pensador marxista, el conocido político e intelectual ruso Vladimir Ilich Lenin, de quien retoma los conceptos de “dictadura del proletariado” y “dirección de clase”. No obstante, existen distinciones importantes respecto a ambas posturas, pues mientras Lenin, cree mayormente en la superioridad de la Sociedad Política, Gramsci le da mayor peso a la Sociedad Civil:
El análisis Gramsciano de la sociedad civil y de la hegemonía tiene por objeto, justamente, subrayar la importancia de la dirección cultural e ideológica; pero Gramsci completa aquí a Lenin al recordar la base de clase de esta dirección: si la hegemonía es ético-política no puede dejar de ser también económica, no puede menos que estar basada en la función decisiva que el grupo dirigente ejerce en el núcleo rector de la actividad económica. (Portelli, 1990, p. 68).
Para Gramsci, la Sociedad Política es ese segmento de la sociedad que se encarga de direccionar al Estado, sin embargo, esto no es posible sin el apoyo de los intelectuales.
“Esta atracción termina por crear un ´bloque ideológico´ - o bloque intelectual - que liga las capas intelectuales a los representantes de la clase dirigente.” (Portelli, 1990, p. 71).
Aunque Gramsci reconoce el dominio económico de algunos bloques de la clase dirigente, piensa que no es suficiente para la conformación de un bloque ideológico. Para ello se requieren dos elementos fundamentales:
una concepción general de la vida, una filosofía, que ofrece a los adherentes una dignidad intelectual, que provee de un principio de distinción y de un elemento de lucha contra las viejas ideologías que dominan por la coerción;
un programa escolar, un principio educativo y pedagógico original, que interesan y dan una actividad propia, en su dominio técnico, a la fracción más homogénea y numerosa de los intelectuales: los educadores, desde el maestro de escuela a los profesores universitarios. (Portelli, 1990, p. 72).
Para Gramsci, los intelectuales no son sólo aquellos agentes encargados de la producción y difusión del conocimiento, la cultura, y los programas ideológicos; se refiere a todos aquéllos representantes de un grupo social, que promueven el interés de la clase dirigente como una voluntad colectiva. En este sentido, si el bloque histórico cumple a cabalidad su propósito de cohesión tanto de la Sociedad Civil como de la Sociedad Política en un sola “voluntad colectiva”, entonces la Hegemonía prevalecerá, de tal efecto que, en el pensamiento de Gramsci, la Hegemonía es la representación de una sociedad democrática aparentemente igualitaria, donde el poder ideológico tiene un papel fundamental. Pero cuando la Hegemonía no puede establecerse a través de medios democráticos, encontraremos entonces su opuesto, es decir, el dominio de la sociedad a través de la Dictadura.
En síntesis, no podemos entender la Hegemonía como una categoría aislada, ya que se construye de la vinculación y comprensión entre conceptos fundamentales como: “sociedad civil”, “sociedad política”, “voluntad colectiva”, “bloque histórico”, “Dictadura”. Tampoco es una idea estática, ya que está constituida de varias fases que en conjunto forman parte de un proceso cíclico, que comienza cuando, derivado del descontento social, un grupo amplio con “conciencia de clase” decide tomar el aparato político a través de la fuerza y se convierte en una Sociedad Política, desplazando a la vieja estructura de poder.
Para hacer valer sus intereses y ejercer su dominio sobre la Sociedad Civil, la Sociedad Política se hace de los medios necesarios para lograr este propósito. Ello implica, hacer uso del aparato ideológico para crear una voluntad colectiva. Se entiende por aparato ideológico a las estructuras (instituciones), a los agentes (intelectuales), así como el material ideológico para crear dicha “voluntad” (conjunto de programas culturales, educativos y religiosos que se reproducirán dentro de la Sociedad Civil).
3. Consideraciones finales
En suma, cuando la Sociedad Política logra establecer sus intereses políticos y económicos por encima de la Sociedad Civil mediante una voluntad colectiva creada desde el aparato ideológico, es decir, sin que haya resistencia o que exista una lucha de por medio, se puede decir que hay Hegemonía.
Cuando la Sociedad Política pierde control sobre el aparato ideológico y dejan de existir elementos de organicidad que permitan controlar a la Sociedad Civil, es decir, existe un descontento social que no permite concentrar a todas las clases sociales alrededor de una voluntad colectiva, la clase dominante, o en este caso la Sociedad Política requiere de otros elementos para darle cohesión a la Sociedad Civil, por lo que, utiliza el aparato coercitivo en contra la Sociedad Civil para evitar que ésta pueda ir en contra del proyecto dominante. A esta etapa en particular, Gramsci le denomina Dictadura.
Por tanto, la Hegemonía es un tipo de poder donde los intereses de la clase dominante se legitiman a través de la ideología, mientras que, en la Dictadura, los intereses de esta clase se imponen a través de métodos coercitivos. La relación entre Dictadura y Hegemonía se evidencia cuando el desgaste y colapso de una, genera a la otra. Por lo que, en el sistema de pensamiento de Gramsci, son categorías antitéticas, pero son parte del ciclo de dominación.
“Instrúyanse, porque tendremos necesidad de toda vuestra inteligencia. Agítense, porque tendremos necesidad de todo vuestro entusiasmo. Organícense, porque tendremos necesidad de toda vuestra fuerza.” (Gramsci, 1919).
Fuentes información:
Gramsci, Antonio. (1919). L'Ordine Nuovo (El nuevo orden). Año I, nº 1, 1° de mayo de 1919.
Gramsci, Antonio. (1984). Cuadernos de la cárcel, edición crítica del Instituto Gramsci, Tomo III. México: Ediciones Era.
Portelli, Hugues. (1990). Gramsci y el bloque histórico. México: Siglo XXI Editores.
Sobre el autor:
Maestro en Pedagogía de las Ciencias Sociales por el Instituto de Investigaciones Sociales y Humanas (IISH), candidato a Doctor en Investigaciones Educativas por la misma institución. Asesor-Investigador en el Colegio Superior para la Educación Integral Intercultural de Oaxaca (CSEIIO).
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