Enemigo invisible
Destierro del alma que es dueña de nada y esclava de todo. Venga a nosotros el reino, opio que es la esperanza, hambre eterna, miedo de todo, hasta de dormir tranquilo. Nos bañamos de carencia, de dolor, lágrimas, escupidos de un cielito lindo que soñamos cuando estamos bajo tierra. Por lo menos los pies descansan, ya no duele nada, somos olvido.
Desde las cúpulas los ángeles nos bendicen de odio, de desobedientes, pobres e ignorantes. Les gustaría encerrarnos en nuestras jaulas de cuatro por ocho, y nunca vernos salir, después recuerdan que alguien debe de cocinar, de lavar, de morir por ellos.
¿Qué haríamos sin esos ángeles, sin nuestros Dioses, sin el destino como condena? Un destino como creación, una mancha de sangre, quedarnos sin cadenas, libres de todo mal. No rueguen por nosotros, quemen todo.
[1] Egresado en Sociología por la Universidad Veracruzana en 2018, con área terminal en cultura. Ha participado como ponente en congresos nacionales (COMECSO) e internacionales (ALAS), además de publicar en memorias, antologías poéticas y revistas.