El triunfo de la muerte
¡Escóndeme, no dejes que me alcancen!
¿Por qué me traicionaste? - dijo Macario.
-Nunca te he traicionado, y ahora, más que nunca,
ESTOY CONTIGO- dijo la Muerte.
-Diálogo entre Macario y la Muerte,
en la película mexicana Macario (1960).
¡Mira cómo ignoran para no protegerse! -dijo mi jefa ante algo que me pasó hace rato:
Salí de mi chante a ver lo de unos empaques para la olla exprés, para hacer la comida. Ante la cuarentena, llevaba mi cubrebocas, unos goggles que tengo y mi gorra. Me empezaron a gritar mil chingaderas unos cabrones, fingiendo toser y mamadas así, pero yo seguí mi camino, pensando algo que es muy cierto:
"Quizá hoy te puedes burlar, hoy puedes gritarme y señalarme... aprovecha perfectamente tu tiempo, sigue haciéndolo... porque quizá mañana ya no te alcance el tiempo".
No se desea el mal. Pero es algo, que un lugar como este y en circunstancias como esta, puede ser inevitable. Después de todo, cuando fue la Peste Bubónica, todo empezó en las calles repletas de excremento, moscas, ratas muertas llenas de liendres y pulgas, gatos y perros infestados de ellas; gente que no se bañaba y no desinfectaba ni lavaba lo que se comía. Ahí fue la cuna de la muerte que arrasó reinos y segó millones de vidas. Así casi casi resurgió, desde hace unos meses, en China.
Hoy se pueden burlar, como lo hicieron de los que consideraron "brujas y brujos" en su tiempo por el hecho de saber algo. Pero la actitud indiferente a las advertencias y recomendaciones sanitarias serán siempre la diferencia entre la vida y la muerte. Recordando a lo que decía Cosío Villegas: “La ciencia en México es magia y los hombres de ciencia, magos. Saber algo en México representa, y es, un milagro”.
Pero a veces ni eso basta. Van con el merolico charlatán que tiene todos los remedios del mundo, incluso para males que la ciencia todavía no resuelve en su totalidad:
"pa' la diabetes, pa'l SIDA, pa'l cáncer...mire damita, caballero, el "elixir del quinto huevo del unicornio".
O van con el huesero, o se refugian en el Pare de Sufrir al cual no veo curando a nadie, ni a pueblos ni a creyentes, con sus poderes "divinos" por el pago del diezmo.
Ah, pero aguas.... según un obispo, esto es "castigo divino", por los derechos reproductivos, por la diversidad sexual, porque, según la Iglesia, son "pecados más graves" que el montón de asquerosidades que cometen sus sacerdotes en contra de niñas y niños.
¿Y la Muerte? Pues no la ves, pero está ahí, sentada, arriba de donde estuvieron la Fe, la Esperanza y la Caridad en la Catedral Metropolitana; sosteniendo en su mano huesuda y vieja, porosa por los años y amarilla por la peste, una bola de cristal donde se refleja el mar y la tierra, y ve cómo se cubre de negro... el luto, le encanta. Va desde Lombardía y pasa por Wuhan, a velocidades gigantes... solamente la ve el moribundo y el agónico, que ya vomita sus pulmones... a ella, guerrera invencible y compañera de la Humanidad, la ves vestida de Catrina cuando está en México.... y se ríe de ti, de mí, de todos....
"Desdichados e infelices, siguen con sus vidas mientras yo ando entre ustedes; rían pues... ya llegará el momento...."
Observa la clepsidra, cae grano tras grano de arena, sin prisa, todo a su momento. En un minuto es Madrid, al otro es México, y el siguiente Teherán... y así va la Muerte, porque hoy te burlas, pero mañana, tal vez ya la veas de frente.