La energía solar en una ciudad de lluvia
Vancouver es una de las ciudades canadienses más conocidas. Vanguardista, diversa, cosmopolita y abierta a los cambios, representa un ideal de vida con el que soñamos la mayoría. Lo primero que resalta al visitarla es el respeto: a las leyes, al vecino, a su historia y, sobre todo, a la naturaleza. Desde el centro de la ciudad, adonde sea que viaje la mirada, se pueden ven playas, bosques o montañas (claro, entre edificio y edificio).
Por lo mismo y sumando que tiene las temperaturas más templadas de todo el país, es un territorio con gran número de habitantes y turistas en todo momento. Y su consumo energético es igual de alto, tanto en los meses fríos y oscuros como en el muy caluroso verano.
En esta ciudad aparentemente bien planeada, ¿son prioridad las energías renovables?
Para el gobierno provincial, sí. El 60% de la electricidad proviene de la energía hidroeléctrica, la cual resulta barata, conveniente y limpia.
Hay habitantes que desean que el 100% de la energía que usan sea solar. Sin embargo, adoptar ese estilo de vida demanda tanto compromiso como dinero. Y es necesario aceptar que B.C. Hydro –la compañía de electricidad de la Columbia Británica- es la batería que acompaña a la gente durante todo el invierno, ya que es una ciudad que recibe solo 1,402 horas de sol al año.
Un sistema fotovoltaico suficientemente grande para encender un hogar durante un diciembre nublado sería mucho más grande y costoso que cualquier sistema con el que cuentan las residencias comunes. En la práctica, nadie se molesta en intentarlo siquiera.
Por fortuna para los soñadores ecológicos, B.C. Hydro tiene una política de medición neta, lo cual vuelve posible que una persona común genere, en cuatro meses, la energía solar que requiere su domicilio anualmente. Esto significa que se puede enviar a la red eléctrica el exceso de energía generada (durante el día y el verano) y obtener crédito favorable exactamente a la misma tarifa a la que se paga. Este saldo se puede usar para compensar la energía utilizada cuando el sistema solar no produce la energía necesaria (durante la noche y el invierno). Sin este mecanismo, sería necesaria la adquisición personal de un set de baterías sumamente costoso.
Otro punto importante, cuando se desea cambiar a un sistema solar, es el gasto de la instalación de los paneles. Lo más recomendable es hacerlo uno mismo; simplemente recordando que deben quedar de cara al sur y, preferentemente, en un ángulo de 45º para su mejor aprovechamiento. Simplemente se necesita contratar a un electricista profesional para que realice la última conexión.
A pesar del esfuerzo necesario para convertir un hogar en una fuente de energía renovable, cada vez más canadienses persigue esta meta. La energía solar es la fuente de electricidad que más rápidamente está creciendo en el país.
El aumento en el uso de la energía solar construye seguridad energética, reduce el efecto invernadero y dirige a Canadá hacia un futuro de energía sustentable. Aun si resulta complicado, el plan de muchos habitantes es mudarse por completo al uso de energías limpias y renovables.
Ojalá el gobierno canadiense siga ese ejemplo y que el Primer Ministro, Justin Trudeau, recapacite sobre la aprobación para el oleoducto que invade los territorios de 133 comunidades indígenas de los Pueblos Nativos y el futuro brillante de la energía solar.
Directora de Arte, publicista, escritora. Desde 2016 radica en Vancouver, Canadá.