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Guillermo j. R. Garduño Valero

1821: alborada en aguas turbulentas. La geopolítica en el surgimiento de la armada de México


Resumen: Hace 200 años al constituirse la Armada de México, un grupo de hombres de mar procedentes de España abrazaron la causa de la independencia bajo el proyecto de Iturbide. En este sentido el presente trabajo busca vincular el enfoque geopolítico en un periodo, donde esta disciplina no había aun surgido, como es el de la independencia, teniendo como marco para destacar las enormes dificultades para constituir una armada en el momento en que la falta de recursos del nuevo Estado y las contradicciones políticas entre nuestras fuerzas que se polarizaron dieron al traste con nuestra inestabilidad y con las ambiciones territoriales y la influencia de las grandes potencias, que lograron modernizarse mediante la revolución industrial, logrando dar el salto definitivo entre el viejo mundo colonial, frente a los orígenes de lo que después seria transformado en el imperialismo.


Abstract: 200 years ago when the Mexican Navy was formed, a group of seafarers from Spain embraced the cause of independence under the Iturbide project. In this sense, the present work seeks to link the geopolitical approach in a period where this discipline had not yet emerged, such as that of independence, having as a framework to highlight the enormous difficulties to constitute an army at the time when the lack of The resources of the new State and the political contradictions between our forces that became polarized ruined our instability and with the territorial ambitions and the influence of the great powers, which managed to modernize through the industrial revolution, achieving the definitive leap between the old world colonial, facing the origins of what would later be transformed into imperialism.




Categorías:

Independencia, revolución industrial, Potencias emergentes, Potencias en declive



¿Que es la geopolítica?: una aproximación.


En 1899 el profesor sueco R. Kjellen crea el concepto de Geopolítica y de ahí su idea mostraría muy diversas etapas constituyendo verdaderas escuelas que alcanzan su máxima expresión durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo la decadencia del termino esta marcada por la visión determinista que los nazis le imprimieron, lo que representa que esta ciencia ha enfrentado severos problemas como si al atribuirle la versión del Nacional Socialismo Alemán la privara de poder ofrecer otros enfoques. En este sentido considero que la reivindicación de la geopolítica esta dada por su capacidad explicativa y por su deslinde con las ideologías que pretendieron considerarla parte de su doctrina.




Bajo otra atmosfera intelectual pretendo primero dar una noción sobre la categoría de Geopolítica, a partir de ahí trazar los ejes de la disciplina y derivaré sus categorías para el análisis de problemas histórico concretos. En principio la caracterizo como la proyección de un espacio geográfico en el tiempo y ahora procederé a la construcción de sus ejes:



Fuente: elaboración personal


En el cuadro anterior los ejes son el espacio y el tiempo que definen nuestra dimensión, se combinan con dos momentos: el histórico que representa la relación pasado presente hacia la cual no es posible retroceder, ni menos pretender corregir, pues representan hechos irreversibles que tan solo nos explican el presente. Mientras que el plano de la perspectiva apunta en la dirección del presente hacia el futuro, el cual no es predictible, pero tampoco inevitable puesto que aun no ha ocurrido. De esta manera entre el espacio y el marco histórico definimos el espacio geográfico.


En la relación tiempo e historia definimos el espacio histórico como sede del asentamiento humano en el tiempo. Entre la perspectiva que apunta en dirección al porvenir en el ámbito espacial esta el espacio político sede de la dominación y de las hegemonías. En cuanto a la relación entre el tiempo y su dirección y sentido se presenta el futuro que constituye el espacio prospectivo, que busca aproximar al presente el futuro que se pretende construir. Con lo cual hemos definido los espacios geopolíticos.


Fuente.- Elaboración personal


A partir de lo anterior nos corresponde definir los componentes del poder nacional, donde a partir del cruzamiento de las categorías anteriores encontramos en la relación entre el espacio geográfico y el espacio histórico y social el componente del poder económico fundamentado en la existencia de los recursos existentes en el territorio que representa el campo de la satisfacción de las necesidades.


Del vinculo entre el espacio geográfico y el espacio político resulta el poder político que como podremos apreciar debe ser monopolio del Estado Nacional. El espacio prospectivo que busca su proyección al futuro al vincularse al ámbito de la historia se consolida como el poder social, que es la base constitutiva de nuestra población que responde tanto a su asentamiento histórico sobre un territorio, como al marco de expresión de una cultura que la proyecta al porvenir.


En cuanto al poder militar este es el resultado de la proyección del espacio político hacia el espacio prospectivo que le define sus campos de interés nacional, los limites de su soberanía y la defensa e integridad de su territorio.



Fuente : Elaboración personal


El poder nacional carecería de sentido y relativa permanencia sin el Estado Nacional que traduce el poder en instituciones permanentes al servicio de los fines y valores de la Nación. En este sentido entre el poder económico y el social esta la población. Entre el poder económico expresión de sus recursos y el poder político se da la constitución de su territorio símbolo de su integridad. En cuanto al vinculo entre el poder militar y el poder social esta el gobierno como representación de los agentes de la autoridad y entre el poder militar y el poder político esta la constitución de la soberanía como ejercicio de su potestad y voluntad nacional posibilitando su defensa y coerción legitima para la aplicación del Estado de Derecho.




Fuente.- elaboración personal


Todo lo anterior carecería de sustento si no le damos sentido a la acción del Estado, porque el poder por el poder mismo carece de sentido. Bajo esta orientación la relación entre la población y el territorio define el marco de actuación de la gobernanza como orientación de la practica gubernamental hacia los propósitos que reclama la nación.


Como complemento estaría la gobernabilidad que combina la soberanía con la acción del gobierno como capacidad de gestión, que conjunta los recursos, establece prioridades e incide en la resolución de problemáticas. En otro horizonte complementario esta la población y su vinculo con el gobierno para lo cual se finca en la legitimidad como reconocimiento de la autoridad. Finalmente, la soberanía que se ejerce dentro del territorio se manifiesta en el marco de la legalidad como fundamento y respaldo de sus acciones.[1]


[1] Garduño Valero, G. J. R., 2008, El Ejército mexicano, entre la guerra y la política. UAMI CSH, México, p. 137 -153.




La construcción de la nación

Establecido el campo de la Geopolítica definamos el campo de nuestro objeto de estudio, que se define como el extenso territorio de la Nueva España que se extendía desde el extremo occidental por el pacifico desde la alta California hasta lo que hoy se conoce con el nombre de Costa Rica. Desde el lado Atlántico teniendo como referencia el Golfo de México prosiguiendo hasta el mar Caribe y Centroamérica.


Como es visible tan extenso territorio y baja población, concentrada hacia el interior resultaron vanos los intentos por colonizarlos. A los que se sumaba la falta de comunicaciones terrestres y marítimas, dando al traste con la incomunicación entre regiones por las grandes distancias entre ciudades, lo que se tradujo en el hecho de no crear valores que dieran unidad a la nueva nación mexicana, sino que las partes se refugiaron en el regionalismo.


Por lo que bajo estas condiciones la Nueva España que era el territorio más grande de la corona Española, no podía aspirar aun a consolidar instituciones, menos para generar la visión de futuro y por lo tanto la construcción de un proyecto nacional.


Sin embargo, no pensemos que la decisión de la independencia surgió como una propuesta autónoma, sino que fue impulsada también por las cuatro potencias dominantes en el mundo Europeo que reclamaban de expansión de sus territorios en el continente americano y cuyos intereses rápidamente intentaron apoderarse a partir del vacío que dejó España al tener que aceptar las independencias de sus colonias en América, por lo que en los extensos territorios de las nuevas naciones que se abrían paso en medio de las ambiciones expansionistas de las potencias.[2]


[2] Pompa y Pompa, 1972, Antonio, Orígenes de la Independencia Mexicana, Editorial Jus, México Heroico #115, p. 19 – 26.





Inicio de la decadencia española


En 1700 al inicio del siglo XVIII muere Carlos II último descendiente al trono español de la Casa de Austria y por disposición testamentaria lega la sucesión a la casa de Borbón con la que los unía un parentesco al ser nieto de Luis XIV el rey Sol y que reinará bajo el nombre de Felipe V.


Esta decisión será la causa de una guerra de sucesión bajo las alianzas entre la republica de Holanda, Inglaterra, Austria y Portugal y le declaran la guerra a España y a Francia para pretender imponer al archiduque Carlos de Austria que durará de 1702 a 1713.


Pero en medio de este conflicto durante ese lapso se producen estos acontecimientos: la flota angloholandesa se apodera de Gibraltar en 1704. Felipe V revoca los fueros de los reinos de Aragón y Cataluña. Finalmente, la guerra concluye con los tratados de Utrecht y Rastadt en 1714 quedando los Borbones y su representante reconocido como Rey de España.



Felipe V



De ahí hasta 1769 se sucedieron monarcas mediocres más interesados en dominar los reinos de la península, para lo cual buscaron arrebatar todos los derechos de los reinos aliados en la península Ibérica que desde el siglo XV le permitieron constituir España. En ese año entró a reinar Carlos III quien gobernaría hasta 1788, él cual va iniciar una serie de reformas de gran importancia que tuvieron como finalidad fortalecer las finanzas del Estado victima de la evasión fiscal y de la corrupción de un aparato administrativo clientelar.[3]


[3] Carr, R. Ed. 2003, Historia de España, Península Quinteto, Madrid, en particular el capitulo 7 de Richard Herr, p. 209 a 251.


Carlos III



En este periodo se buscó establecer la primacía del poder Real sobre el eclesiástico, de ahí la medida de expulsión de los Jesuitas de las colonias en 1767, no por su gran numero, sino por ser un núcleo con formación intelectual capaz de impulsar en las colonias el germen de un pensamiento nacional. Por eso referirse a una figura como Francisco Javier Clavijero S. J.



Representa a un personaje que escribió Historia Antigua de México y la Historia Antigua de Baja California donde podemos distinguir que fue la primera obra que se refiere a nuestro territorio con el nombre de México, mientras que al segunda apunta hacia un espacio que sigue siendo la base donde podemos encontrar un Golfo propio que no limita, ni se comparte con ningún otro territorio, conocido entonces como el Golfo de Cortés. [4]


[4] Clavijero, F. J., 1970, Historia Antigua de México, Prologo de Mariano Cuevas, Colección Porrúa Sepan cuantos, 29, Mexico. Véase también del mismo autor, Historia de la Antigua o Baja California, estudio preliminar de José de León Portilla, 1975, Colección Porrúa Sepan cuantos, 143, México.


En otros aspectos relevantes de su gestión encontramos los esfuerzos por impulsar el comercio liberando el de los granos en 1765, lo que representaba poner fin a los controles sobre su precio, inspirados en Campomanes y para 1778 se expidió el reglamento real que permitía a doce puertos españoles el comercio entre las colonias del continente americano a excepción de la Nueva España.


Todas estas reformas sin duda pretendieron modernizar al viejo imperio que ya no podía ser gobernado bajo los viejos moldes de las disposiciones reales ejecutadas por ambiciosos virreyes y una burocracia prebendataría y corrupta. Pero, en su afán de modernidad, su error fue apoyar la independencia de Norteamérica. En este sentido cabe recordar al Conde de Aranda quien en 1783 al declarar su independencia Estados Unidos con el apoyo de Francia y España, le escribió a Carlos III.


“Esta república federal nació pigmea, por decirlo así y ha necesitado del apoyo y fuerza de dos Estados tan poderosos como España y Francia para conseguir su independencia. Llegará un día en que crezca y se torne gigante, y aun coloso temible en aquellas regiones. Entonces olvidará los beneficios que ha recibido de las dos potencias, y sólo pensará en su engrandecimiento... El primer paso de esta potencia será apoderarse de las Floridas a fin de dominar el Golfo de México. Después de molestarnos así y nuestras relaciones con la Nueva España, aspirará a la conquista de este vasto imperio, que no podremos defender contra una potencia formidable establecida en el mismo continente y vecina suya.”

La solución que proponía, y que nunca fue escuchada, para neutralizar a esta nueva colonia fue la siguiente:


“...Que VM se desprenda de todas las posesiones del continente de América, quedándose únicamente con las islas de Cuba y Puerto Rico en la parte septentrional y algunas que más convengan en la meridional, con el fin de que ellas sirvan de escala o depósito para el comercio español. Para verificar este vasto pensamiento de un modo conveniente a la España se deben colocar tres infantes en América: el uno de Rey de México, el otro de Perú y el otro de lo restante de Tierra Firme, tomando VM el título de Emperador.” [5]


Conde de Aranda



PROPUESTA GEOGRÁFICA DEL CONDE DE ARANDA



El texto anterior coloca a Aranda bajo la visión de un verdadero Geopolítico, aun cuando todavía el termino no existía, pero junto con Humboldt puede decirse que conocían con proyección de más de un siglo los acontecimientos por venir, no en cuanto a cómo se sucederían cronológicamente, sino en relación a sus tendencias, que finalmente se impusieron. Pero quizá lo que representa el mayor reto es cómo la decadencia del Reino Español, traería como resultante el germen de la Independencia de las colonias y la derrota disolución de su grandeza.



La Expansión del colonialismo al imperialismo


El tránsito hacia la nueva era decimonónica estaría presidido por la revolución industrial, el desarrollo del capitalismo y su expansión imperialista, lo que significaba correlativamente la decadencia de los viejos imperios aferrados al pasado. En este sentido cabe repasar los procesos de las vanguardias:


Para Inglaterra a partir de 1762 declaró la guerra contra España, por el reino de Nápoles y al año siguiente ocuparía la Habana y Manila, en lo que se conocería como la guerra de siete años, poniendo en jaque a los españoles al cerrar sus principales fuentes marítimas que correspondían a sus dos puntos de mayor importancia. Porque en Asia la ocupación de Manila representaba su posibilidad de comercio con China, la India y Japón. Mientras que la Habana constituía el punto de concentración de sus navíos previos a emprender la ruta hacia España, llevando consigo los beneficios provenientes de sus colonias en América.


El impacto fue tal cuando España descubrió que no disponía de fuerzas armadas para la defensa de su sistema colonial, por lo que se vio obligada tardíamente a recibir a criollos para integrar su primeros ejércitos terrestres. Pero el costo de liberar las posiciones perdidas para España fue ceder la Florida a fin de liberar la Habana. Mientras que para Francia significó su renuncia a la Louisiana.[6]


[6] Lovett, H. G., 1975, La guerra de Independencia y el nacimiento de la España contemporánea, II tomos, Editorial Península, Madrid. p. 11 a 51.


A partir de ahí Inglaterra desarrolló su vocación marítima que se manifestó en la ampliación de su flota y junto con los primeros pasos de su revolución industrial por lo que junto con su armada ocupará los estrechos y pasos marítimos dominando territorios continentales como la India, Australia, Canadá y los mares de manera plena hasta 1805 donde en la batalla de Trafalgar, España perdió una parte significativa de su armada que no volvió a recuperar y Francia bajo Napoleón preferirá la expansión terrestre sobre Europa que hacia ultramar, dejando manos libres a los ingleses, para recorrer los mares.



Francia en la época de los Luises apoyará la independencia de los Estados Unidos junto con España, no por razones ideológicas con las cuales no simpatizaban, sino a fin de contrarrestar el poderío ingles en uno de sus enclaves más importantes. Sin embargo, no mostraría voluntad para conservar la Louisiana y sus territorios en Canadá. Aunque siempre reconocería la importancia de México como nación independiente y sobre la cual en el futuro hará tres intervenciones.


La potencia emergente serian los Estados Unidos que surge de cara al Atlántico con sus trece colonias originales y en 1800 despliega su Armada para combatir en el Mediterraneo a los piratas en Libia en lo que se conoció como las guerras Bárbaras.



Años después, al retornar en 1804 el barón de Humboldt, imposibilitado para retornar a Prusia por la ocupación Napoleónica, decide irse a Estados Unidos y es recibido por el presidente Jefferson en Washington donde le muestra parte de su vasta información sobre el continente americano y en especial de la Nueva España, por lo que el presidente le solicita copiarla y traducirla para la biblioteca Nacional del Congreso[7]


[7] Humboldt, A. 1991, Ensayo político sobre el Reino de Nueva España, Estudio preliminar y notas de Juan A. Ortega y Medina, Colección Porrúa Sepan Cuantos, 39, México, en particular la introducción es esencial. para la comprensión del personaje, p. XVII y ss.


Y es posible cotejar que, parte de esa información seria verificada por el primer embajador de Estados Unidos, Robert Poinsett quien arribó al producirse la Independencia en 1821 y traía instrucciones precisas de compra del norte de México, lo que rechazó Iturbide, pero no fue visto con malos ojos por Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero, quienes siguiendo a Poinsett, formaron la logia Yorkina.[8]


[8] Poinsett, J. R. Notas sobre México, 1973, Editorial Jus, México, cotejar con la edición las fuerzas armadas y las notas sobre producción agrícola y minera que son casi idénticas de las que recogió Humboldt debido a que Lewis Clark en 1804 obtuvo una copia de los datos del prusiano.


el barón de Humboldt


En cuanto al declive del imperio Español, se muestra en su agotamiento de su modelo colonial unido a la ausencia de una revolución industrial; de una amplia marina mercante; de la perdida de su armada en Trafalgar; del desinterés de las casas reales por renovarse, pese a los intentos tardíos de Carlos III, que no fueron seguidos por sus sucesores, pues El Conde de Aranda fue sustituido nada menos que por el servil de Godoy, lo que terminó en la independencia de sus colonias, bajo el debilitamiento del imperio por la ocupación Napoleónica.


El resto de los imperios carentes de una armada, flotas mercantes para impulsar los productos derivados de su revolución industrial, junto con las nuevas ideas para modernizar su administración, hicieron que imperios como el Otomano, Portugal, Rusia y China siguieran la misma suerte y por tanto Inglaterra, Francia y Estados Unidos serian los actores hegemónicos precursores del paso del mercantilismo bajo el manto colonial al imperialismo. Pues Italia y Alemania se constituirían tardíamente hasta 1871 como Estados Nacionales.[9]


[9] Kennedy, P.!994, Auge y caída de las grandes potencias, 1994, Plaza & Janes, Barcelona, p. 237 – 314.



Las grandes contradicciones de la independencia para la construcción del Estado Mexicano:


En 1821 la conformación del territorio no muestra aun posibilidades de integración. De un lado el territorio es demasiado extenso y los controles han sido debilitados. En las regiones con predominio de población indígena hay conflictos entre ellos derivados de la Merced Real, por no haberse hecho las mediciones debidas y estar superpuestas en el mismo espacio.


Al mismo tiempo las republicas de Indios estaban sometidas por el cacicazgo. Las extensas propiedades de hacienda habían ido a parar a manos de una elite clerical, dividida entre ordenes rivales. Las propiedades de peninsulares y criollos se enfrentaban para reclamar sus privilegios. La burocracia prebendaría que rodeaba al virrey se disputaban todos los espacios permisibles. Mientras que España volvía a caer bajo la férula del absolutismo con Fernando VII, lo que no convenía a nadie.



Por supuesto el añadido serán las ideologías prohibidas durante la Colonia, pero que llegan desde Estados Unidos y de sectores liberales de Europa, mientras que el oscurantismo se negaba a desaparecer, en un momento en el que la restauración había logrado reimplantarse en Europa.


Todo lo anterior forma un vasto panorama del que podemos derivar las contradicciones más evidentes y que tardará el siglo XIX en resolverse. En ello debemos reconocer que nuestra independencia fue un amplio esfuerzo conjunto, que no podemos atribuir solo a los insurgentes, que para ese tiempo estaban derrotados, sino a peninsulares y criollos, dentro de los que están los Guadalupes[10] y a un caudillo que en el momento supo concentrarlos en un esfuerzo común: Agustín de Iturbide.[11].


[10] De la Torre Villar, E., 1985, Los Guadalupes y la Independencia, Editorial Porrúa, Sepan cuantos # 479, México. [11] Del Arenal Fenochio, J., 2003, Agustin de Iturbide, Editorial Planeta, México, 128 p.


Agustín de Iturbide



Pero como toda gestación al llegar al parto los dolores fueron intensos y los gemelos procreados al parecer se hicieron enemigos desde el vientre materno. De esta manera la construcción del nuevo Estado mostró todas las debilidades humanas, pues al ver la nueva luz que se encendía en torno al poder las pasiones se desataron.


Todos parecieron aceptar la idea del imperio bajo el régimen constitucional presidido por un Congreso, pero si bien coincidían en la premisa mayor, al proclamarse Iturbide Emperador, el problema de Don Agustin I fue que todos reclamaron su cuota cuya base de reclamos era el mando sobre tropas del ejercito Trigarante, una mezcla entre el virreinal y las fuerzas de la insurgencia. Mientras tanto, las fuerzas económicas, como siempre han sido, al tiempo de resguardar sus bienes, esperaban en las sombras el momento de saber con quien negociar y hacer valer sus intereses, en medio de los peninsulares que bajo el sentimiento antigachupin abandonaban en legión el territorio. Los comerciantes que ocultaban sus mercaderías y moneda dura. Por otra parte la minería estaba arruinada por el abandono.


Solo en la Iglesia coincidían poder económico e influencia espiritual, por lo que El clero, siguiendo su costumbre, mostraba su desmedida avaricia y al tiempo de alinearse en el nuevo régimen imperial, mostraba su cautela para decidir entre los contrarios, pues internamente los obispos peninsulares por su fidelidad a Roma y a la Corona Española se habían mantenido en su adhesión al Papa.


De hecho los tres últimos Arzobispos Primados nos muestran en el primer caso, con Alfonso Núñez de Haro y Peralta, quien ejerció su ministerio de 1772 a 1800, donde en el año de 1787 fue al mismo tiempo Virrey de la Nueva España, fecha que deja ver que para ese momento ya se había consolidado la independencia de los Estados Unidos y pocos años después vendría la Revolución Francesa.


Alfonso Núñez de Haro y Peralta



Su sucesor Francisco Javier Lizama estuvo al frente del Arzobispado de 1802 a 1815, lo cual coincide con el ascenso y caída de Napoleón, con todas las repercusiones que tuvo para España desde la caída de Carlos IV, la invasión francesa que impuso a José Bonaparte y la derrota de Waterloo.


El tercero y último peninsular que ocupa la sede del Arzobispo de la Nueva España fue Pedro José de Fonte y Hernández Miravete cuyo ejercicio va de 1815 a 1837, pese a que en 1823 abandonó su sede retornando a la península Ibérica, pero no su posición, periodo en el que se transita por la decadencia de España bajo la restauración del absolutismo con Fernando VII y la emergencia de las nuevas naciones en Latinoamérica, por lo que al reconocer la imposibilidad del retorno a México renunció en 1837.


Los zorros pontificios establecerán los concordatos bajo el régimen de López Santa Anna y el Papa Gregorio XVI acuerda por primera vez fundar el Arzobispado Primado de México y coloca en esa posición a un nativo nacido en México cuyo nombramiento recayó en Don Manuel Posada y Garduño quien duraría en el cargo de 1839 a 1846, cuando falleció.


López Santa Anna Don Manuel Posada y Garduño


De nuevo la Iglesia mostró su habilidad adquirida en más de dos milenios y en la difícil transición encontró acomodo entre los contrarios, manteniendo sus privilegios y factor de influencia, algo que el Estado moderno que se deseaba implantar carente de unidad de mando y de propósito no tenía tal capacidad de maniobra lo que lo obligaba a negociar, aunque eligió la lucha.


Hasta aquí hemos recorrido los factores reales de poder que nos han acompañado a través de nuestra historia: los caciques regionales, el ejército, clero que desde su origen prehispánico encarnaban en el mundo azteca en el Huey Tlatoani símbolo de una unidad complementada por los comerciantes de Tlatelolco factores de penetración y expansión del imperio Azteca.


Lo mismo podemos decir del mundo colonial donde el acomodo del clero, los hacendados, comerciantes y mineros y el virrey eran articulados a través de la Real Armada Española, pues el ejército colonial no surgirá como hemos dicho sino al final del siglo XVIII. En medio de todo esto la burocracia prebendataria sería el factor articulador con la corona Española que remataba en la autoridad del Rey.


Pero todo esto en 1821 estaba desmoronado y el poder atomizado ignoraría lo que en el exterior se gestaba y de lo cual solo tenia referencias remotas y tardías. Por eso al acceder a la independencia, México rompió con el gran eslabón que lo unía con el mundo: La Armada Española y el comercio marítimo, pues la imposibilidad de crear un acuerdo en lo fundamental como lo calificaría Don Mariano Otero. Por eso el país no es solo la ronda de los contrarios por la disputa entre Iturbide y López Santa Anna y más tarde entre liberales y conservadores sino es un complejo de contradicciones y a partir de ahí podemos derivarlas para entender las condiciones en las cuales se gestó el Estado de la nueva nación.


· Imperio o República.- Tradición y continuidad vs innovación, lo que nos representó los dos primeros años después de la independencia, pero al final construimos una republica imperial, bajo un sistema presidencialista, que se mantiene hasta hoy bajo la condición todavía actual de ser removido sexenalmente.


· Unidad o desintegración.- costos por la separación de América Central; retención de Chiapas y de la zona del Soconusco; perdida de Tejas en 1836; perdida Territorial de 1847 y perdida de la Mesilla en 1854.


· Caudillos u hombres fuertes regionales.- creación del mito político presidencialista vs los cacicazgos. Esta contradicción subsiste y forma parte de la construcción del poder en México.


· Federalismo o Centralismo,. La polémica entre Fray Servando Teresa de Mier contra Miguel Ramos Arizpe aun no concluye, pues la tentación por el centralismo no se ha extinguido y el federalismo es aun una aspiración.


· Liberales o conservadores.- composición del Estado, como dialéctica ideológica que aun no ha encontrado síntesis.


· Estado Laico o de influencia clerical.- donde la negación de esta influencia seria tanto como desconocer que en nuestro país la orientación de una ideología puramente laica contrasta con la decisiva influencia de la educación religiosa.


· Clases o castas.- El desaparecer las castas con la independencia, no significó aniquilar las profundas diferencias y desigualdades, económicas, culturales y raciales para sentar las bases para constituir la sociedad civil y transformar a una sociedad dependiente del Estado en una sociedad abierta capaz de orientar e influir en las decisiones del Estado.

Todo lo anterior fue encubierto bajo las ideas del pensamiento liberal y conservador. Además las potencias, al incidir sobre el destino de México, por su influencia económico y militar aportaron las ideas políticas que alimentaron nuestras luchas sociales y se constituyeron en su fundamento.


En este sentido estas ideas no fueron meramente una recepción acrítica sino que se constituyeron en la base de los valores que hoy sustenta la nación mexicana. Por lo que cada una de estas contradicciones se tendrán que resolver para construir un poder nacional y sentar las bases del Estado Mexicano, lo cual es inseparable de los valores y contravalores, donde no son superiores los liberales y negativos los conservadores, pues es una afirmación carente de fundamento histórico. Porque los valores dan sentido a la acción y los contravalores son su némesis.


SISTEMA DE VALORES SOCIOCULTURALES DE LA NACION MEXICANA



Fuente.- Garduño Valero, Guillermo J. R. 2008, El ejército mexicano, entre la guerra y la política, UAMI CSH, México, p. 43-45.


¿liderazgo o mito político?


Tradición y modernidad dos corrientes al parecer opuestas que presiden nuestra cultura y que abren paso a nuestra interpretación de la historia donde lo mismo se dan cita héroes que villanos y donde al final de cuentas el mito como una explicación maniquea se encubre en los adjetivos, mientras que el liderazgo encarna en proyecto que tiene que distinguir entre intención y hecho.


Curiosamente la tradición al aferrarse al pasado reconoce lo que afirmaba Maquiavelo


“los tiempos cambian y nosotros no queremos cambiar”

y ante esto Enrique González Pedrero argumenta


“pero ¿acaso no son los hombres los que con sus acciones llenan de contenido al tiempo? ¿Acaso los hombres no están hechos de tiempo? ¿Acaso no hacen el tiempo?¿No da el tiempo sustancia a las pasiones? ¿Por qué entonces los tiempos habrían de cambiar sin la voluntad de los hombres? ¿Lo que sucede es más bien que a veces no coinciden los tiempos de todos en un momento dado de la historia. Y aun puede ocurrir que en los mismos que buscan el cambio mucho de lo anterior prevalezca.” [12]

[12] González Pedrero Enrique, 2016, El país de un solo Hombre, el Mexico de Santa Anna, Vol. I, la ronda de los contrarios, Fondo de Cultura Economica, México, p. 247 – 248.



Y para responderme a estas interrogantes recurro otro de mis maestros el Dr. Hugo Zemelman, para él hay que partir en la coyuntura de lo que concurre y coincide en un mismo tiempo histórico, lo que abre paso a definir el acontecimiento, pues de lo contrario cada fenómeno que concurre, pero no coincide en el tiempo opera como una sucesión de hechos sin conexión. Es por eso que en contradicción los contrarios presentan una lucha en un mismo espacio y tiempo, de ahí su trascendencia que de acuerdo a Hegel niega, conserva y supera.[13]


[13] Garduño Valero, Guillermo J. R. 2008, op cit, p. 216.


Siguiendo a Zemelman con respecto a la voluntad nos decía para evitar caer en la falacia libertaria “hay que ponderar lo que posibilita y lo que impide en su desenvolvimiento” y me introdujo hacia un punto que él solo esbozo, pero que me permitió entender la lógica interna del pensamiento militar y a la que él llamo verticalidad.


Dr. Hugo Zemelman



Pues en un momento dado la exigencia de mostrar la unidad de mando y de propósito obliga entre la diversidad de mandos a elegir una sola persona que la encabece y al mismo tiempo no asuma su voluntad, sino los puntos del consenso, entendido como necesidad de acuerdo entre el conjunto, en caso contrario los personalismos se impondrán y la derrota será inevitable.


Dicho en otros términos está exigencia es reclamada por el poder que solo se conjuga en tiempo presente, pues en pasado es nostalgia y en futuro especulación. De esta forma la voluntad no siempre coincide con las determinantes propias de las condiciones, pues como planteó Ortega y Gasset:

“yo soy yo y mis circunstancias, pero si no salvo mis circunstancias, tampoco me salvo a mi mismo”

Pero queda aun el recuerdo de las afirmaciones del joven Enrique[14] cuando al hablar del político lo equiparaba como Maquiavelo con el centauro Quirón, donde la bestialidad y la razón coexisten y donde la política es definida como Napoleón la caracterizo: ”On s`engage, puis on voit”[b]


[b] Nos comprometemos luego vemos… [14] González Pedrero Enrique, 1961, “Metodología de Ciencia Política” en El Gran viraje, Editorial Era, México.


Hoy sin embargo veo que seguimos en el mito de festejar el inicio de la Independencia que condujo a un final trágico, mientras se debaten aun a los actores que lograron consumarla, pero la falta de un proyecto de nación nos obliga a destruir y reconstruir; a justificar o denostar a liberales o conservadores algo incomprensible para los ingleses o norteamericanos, pues como diría Einsenhower como presidente


“la diferencia entre demócratas y Republicanos es que los primeros representan un liberalismo conservador y los republicanos son partidarios de un conservadurismo dinámico."

Dicho en términos más simples el mito es reiterativo mientras que el liderazgo es trascendente.


El mito continua con la tradición de héroes y villanos destinados según sea el caso a la veneración o al vituperio olvidando la frase lapidaria del historiador Arnold, J. Toynbee cuando planteo que América Latina seria grande cuando tire la mitad de sus héroes al Océano Pacifico y la otra mitad al Atlántico. En efecto al final de cuentas solo hay hombres y circunstancias donde no siempre coinciden en el encuentro con la virtúd, la fortuna y la necesidad como planteara Maquiavelo. Ante esto la reiterada caída de los actores políticos por convertirse en el país de un solo hombre concluye o en el final de la tragedia o en la amargura de la soledad y el desprecio.


Arnold, J. Toynbee



Recursos Humanos y Tecnológicos


Lo anterior deriva a la elección de medios de defensa y expansión entre Armada o Ejército, el primero significaba la construcción y despliegue de una flota, la existencia de mandos marinos y personal de marineros para fortalecer sus zonas costeras, defender sus intereses en ultramar y proyectarse al exterior.


En otro sentido las fuerzas de tierra con sus armas de artillería, caballería e infantería, se constituirían tanto en una fuerza de control interno, como de expansión, colonización y protección de sus territorios. Lo que si comparamos con las potencias les permitió consolidar su base marítima y territorial. Lo que no fue el caso de las nuevas naciones, donde al retirarse la Real Armada Española se rompió el vinculo con España, lo que hizo posible que los imperios consolidados avanzaran hacia las nuevas naciones iberoamericanas.


Armada o Ejército terrestre, he allí el dilema, en este punto la Armada representaba nuestra conexión con el mundo, pero esta era de la metrópoli, que para el siglo XVIII ya mostraba signos de decadencia, tanto por la invasión inglesa a Cuba, como por el hecho de descubrir tardíamente que no disponían de una fuerza armada que protegiera las colonias, por lo que fue necesario reclutar a los sujetos más diversos para ese fin.


En el caso de la Armada un ejemplo singular lo representa la falta de vocación por el Mar entre la población Novohispana, lo que es posible apreciar cuando revisamos los sistemas de reclutamiento por lo que más allá de los mandos que eran peninsulares existían los reclutas voluntarios que concentraban a la minoría de aspirantes. El otro grupo lo integraban los reos que incluían a excarcelados, la captura de vagos, los obligados por la familia y por último los veteranos del ejército que se alistaban como voluntarios y en esto se incluían a los desertores de reincidencia. Dicho en términos más precisos improvisados para una tarea vital tanto para España como para sus colonias.[15]


[15] García de los Arcos, M. F, 1996, Forzados y reclutas: los criollos Novohispanos en Asia, Potrerillos editores, México, p. 69 -110.


Lo anterior supuso además una condición adicional para aquellas potencias que lograron mantenerse en la difícil transición del siglo XIX, a diferencia de los imperios que se desmoronaron.


Analicemos el caso de Inglaterra, Francia y de Estados Unidos donde la divisa común fue mediante su revolución industrial desarrollaron tecnologías capaces de mejorar su locomoción mediante el uso del vapor. La paulatina introducción de metales para blindar sus barcos; mejorar la calidad de sus embarcaciones; inventar nuevas formas de trasmisión de sus comunicaciones, tanto terrestres como marítimas.


A su vez el desarrollo de las armas, la calidad de sus sistemas de repetición, velocidad y precisión de tiro fueron dejando para épocas pasadas los viejos arcabuces y los cañones, por otros de mayor distancia y efectividad. No de menor importancia estaría el desarrollo del ferrocarril como medio de trasporte de personas, ejércitos y mercancías.[16]


[16] Argote Oropeza, H., 2014, Aproximación histórica a las corrientes geopolíticas que enmarcaron el escenario marítimo, en La invasión a Veracruz en 1914, Armada de México, p. 234 -236.



Sin embargo, la revolución industrial no surgió de inmediato y al mismo tiempo. La primera se produce en Inglaterra a finales del siglo XVIII con la invención de la fuerza motriz del vapor, lo que permite con la locomotora penetrar sobre su propio territorio y después expandir el ferrocarril hacia las colonias donde la distancia entre la fuente productiva de materias primas reclamará de trasladarla a un puerto que la articulará con la metrópoli.


En Francia las bases de expansión industrial se construirán a partir de la era Napoleónica, la cual no solo buscó expandir su territorio bajo una lógica militar, sino de hacer penetrar sus productos por todo el mercado Europeo. Aunque después de Trafalgar, privilegiaría en ese periodo las fuerzas terrestres por la importancia que daba el Corso al territorio Europeo.




Para Prusia, la Revolución industrial se inicia “siguiendo la tradicional impuntualidad alemana” de acuerdo a F. Engels en 1830 cuando la Santa Alianza ya no puede contener la modernidad y se consolida hacia 1871 con la constitución de Alemania después de haber derrotado a Francia en la batalla del Sedan (1870)


En el extremo de Asia Japón introduce desde la segunda mitad del siglo XIX las nuevas tecnologías basadas en el vapor para producir originalmente textiles y crea una nueva figura que fue el Zaibatzu como administrador de familias para producir. Gobernando bajo el modelo tradicional del Tennoo como emperador y centralizador de lo político; mientras que el ejército representaba el símbolo de la integridad del territorio Japonés y el Sintoísmo como la religión de Estado.


Estados Unidos iniciará su revolución industrial a partir del triunfo de los Yanquis sobre los Sureños e impulsara un vasto proceso migratorio unido a la expansión en el exterior de sus mercados al quedar como dueña de un extenso territorio que iba de su frontera con Canadá hasta el Rio Bravo y limitados por los dos grandes océanos en sus costas.



Sin que esto la detuviera para expandirse hacia el Pacifico pues en 1867 compraría al imperio Ruso en una bagatela el millón y medio de kilómetros cuadrados de Alaska. Para 1898 se reproduce la guerra con España y se consolida la independencia de Cuba, la anexión de Filipinas, Guam y Puerto Rico, además de Hawái que fue anexado como su territorio. De esta manera Estados Unidos conjunta durante el siglo XIX su expansión territorial como fuente de materias primas y su revolución industrial donde para inicios del siglo XX con el Taylorismo revolucionaria los procesos de trabajo y militarmente con su triunfo en la primera guerra mundial emergería como un potencia económica en abierta competencia por los mercados mundiales.[17]


[17] Natkiel, R., 1986, Atlas of American Wars, Bison Books, 160 p.


Al imperio ruso correspondería a lo que Lenin denominó ser el eslabón más débil de la cadena del capitalismo en la era del imperialismo, su derrota en la guerra ruso japonesa de 1805, su primera revolución democrático burguesa fracasada en ese mismo año y sus dos revoluciones en 1917 le abrieron paso al capitalismo bajo la forma de un capitalismo de Estado que tuvo que remover todas las trabas del pasado, asociadas bajo el mismo modelo autoritario y centralista de los zares.



Los imperios que se derrumbarían serian los imperios de China, Portugal, Otomano, Austria y por supuesto España donde en todos los casos la ausencia de una revolución industrial, su filiación por una nobleza decadente los hizo presa fácil de las potencias, lo que significó el fin de los sueños de gloria, sin una base industrial que las transformara.[18]


[18] Kennedy, op cit, p. 133 – 233.


Presencia de las potencias sobre México


Al surgir México a su vida independiente resulta comprensible la elección de fuerzas de tierra sobre la Armada. Varias son las condiciones que la posibilitan. La primera debió haber sido proteger el territorio de las acechanzas de las potencias, sin embargo los hechos no avalan esta posición, pues fuimos presas fáciles de la potencias que una y otra vez asolaron nuestro territorio, debido al hecho de estar sometidas bajo hombres fuertes regionales, caudillos que sacrificaron a la nación en aras de la exaltación de su figura. Sujetos que alimentaban sus ejércitos mediante levas y donde el escaso recurso público servía para mantener a un ejército en verdad inútil, pues era más partidista, que al servicio de la nación.


Por otra parte al quedar España al garete por la invasión francesa, sus colonias para mantenerse tuvieron como Virreyes a almirantes de la Real Armada Española mismos que se constituyeron en los puntos de apoyo del decadente imperio, que después de 1815 a la caída de Napoleón se encontraron con un soberbio Fernando VII que traicionó al pueblo español y a su leal armada. El final del imperio terminó en 1821 con la declaratoria de independencia, con lo que la armada española ya mermada desde Trafalgar donde los ingleses la destrozaron mientras que los anglos no tuvieron perdidas navales.


Por lo que los restos de esta Armada volvieron a la península dejando a la nueva nación con españoles capaces de dirigirla, pero el movimiento antigachupin impidió integrarlos y más tarde la permanencia del fuerte de San juan de Ulúa y la invasión de Isidro Barradas (1821 a 1829) impediría constituirlas, pues la experiencia y vocación marinera, los barcos; la tecnología para construirlas y los escasos fondos públicos impidieron formarla y el resultado de esta situación seria fatídico, pues las fuerzas de tierra solo alentaron las rebeliones, impulsaron caudillos, sostuvieron a hombres fuertes regionales y no fueron un medio de contención de las ambiciones de los imperios dominantes.[19]


[19] Sims, H., 1974, La expulsión de los españoles en México, (1821 -1828), Lecturas mexicanas, #79, p. 10 a 57.


Por último, en estos 200 años de vida independiente solo tres gobernantes le concedieron la importancia debida a la Armada: Iturbide que la funda en 1821; el emperador Maximiliano que desde su posición de Archiduque era también almirante del imperio Austrohúngaro y curiosamente Carranza que conoció el mar hasta su estancia en Veracruz, pero supo impulsarla hasta su sacrifico, quedando todo interrumpido en todos los casos por las circunstancias. Bajo estas condiciones ¿Cómo operaron sobre nuestro territorio las potencias dominantes?



En cuanto a Inglaterra se colocó bajo dos posiciones: la primera bajo el enclave colonial de Belice en 1789 y la inversión en los sectores más dinámicos de la minería de metales preciosos a partir de la independencia.


Francia hizo su presencia militar en la guerra de los pasteles (1838 -1839), la intervención y el segundo imperio (1862 – 1867) y la Isla de Clipperton 1858 primera ocupación y 1917 segunda ocupación. Mientras sus hombres de negocios se ubicarían en el sector comercial. Destacando además el papel significativo que tuvo la introducción de la cultura francesa con el Positivismo.


Austria Hungría fue durante el segundo imperio la casa real de los Habsburgo que pretendió la formación de dos grandes imperios: el imperio mexicano de 1863 a 1867, desde donde se daría apoyo a los sureños en la guerra de secesión sobre los yanquis (1861 -1865). Al tiempo que se pensaba que una vez consolidado Maximiliano, su hermano menor Luis Víctor de Austria podría casarse con Leopoldina la hija de la casa real de Brasil, hija desde Pedro II el emperador, para que hubiera dos grandes imperios uno en el norte y otro en el sur.


Restaurando así la dominación de los Austrias que desde la conquista hasta el año de 1700. en que murió sin sucesión Carlos II, conocido como el hechizado, abrió el paso a la perdida de la corona española.[20]


[20] Barman, R. J. 1999, Citizen Emperor: Pedro II and the making of Brazil, 1825 – 1891, Stanford University Press.


En cuanto a Estados Unidos que para 1821 era ya una potencia emergente encuentra en los restos del imperio español y en el contexto en el que predominaban los países emergentes caracterizados por gobiernos débiles, sin apoyo popular, con gobernantes fanfarrones con corte de aduladores, pero con extensos territorios con grandes riquezas potenciales y un país endeudado que fueron la base para su acción contra México.


Sin justificar, pero si para comprender las acciones norteamericanas que siguieron la pauta de sembrar la intriga como medio de división a través de su embajador Poinsett.[21]


El apoyo a la lenta colonización de norteamericanos en el caso Tejas. Su aporte para consolidar su independencia en 1836 para anexarlo en 1845 y después extender su territorio hasta el Pacifico en 1847, para finalmente continuar su acción sobre la Mesilla. Sin embargo, hay que reconocer que dada la asimetría y a pesar de ser la mayor amenaza a nuestra soberanía es imposible siquiera imaginar aun una hipótesis de guerra viable contra ellos.[22]


[21] Pompa y Pompa, A., op cit, p. 31 -37. [22] Hidalgo, J. M. 1962, Proyectos de Monarquía en México, Editorial Jus, México Heroico # 3, p. 27 – 30.


Conclusión


Desde los orígenes de la nación mexicana ha sido asediada, dividida y destrozada por la acción de las potencias. Donde por nuestra ubicación privilegiada hacia el norte con respecto a Estados Unidos, mirando hacia dos océanos, con dos penínsulas que apuntan hacia oriente y occidente. Limitada por el istmo centroamericano y el mar Caribe. Pero al mismo tiempo estos puntos han sido los sitios de penetración de estos centros de poder mundial.


Reconozcamos, la independencia no nos permitió consolidar nuestro enorme territorio el cual se desgarró en 1823 al separarse las provincias unidas de Centroamérica. Para 1824 se separó Chiapas de Guatemala y en 1842 México intervino militarmente para ocupar la zona del Soconusco. Con lo cual Guatemala sufrió su tercer mutilación territorial, pues desde 1789 frente a los ingleses cuando era parte de la Capitanía General de Guatemala, fue invadida por los anglos, que unidas a las dos posteriores le ofrece una visión donde en tan solo en 53 años había perdido su mayor base territorial y no pudo consolidar el proyecto de las Republicas Unidas de Centroamérica.


En estos casos la acción errática radicó en ambos casos en la ausencia de comunicaciones marítimas para controlar el nuevo imperio mexicano y disponer del aprovechamiento de sus riquezas naturales.[23]


[23] Tadeo Ortiz de Ayala, S.,1968, Resumen de las estadísticas del Imperio Mexicano, 1822, UNAM Nueva biblioteca Mexicana, p. XVII y ss.


La segunda fase para México fue la perdida de Texas bajo el régimen autocrático y centralista de Antonio López de Santa Anna, lo que sin duda fue estimulado por los liberales como Don Lorenzo de Zavala y unido a la desunión generada entre liberales y conservadores lo que abriría paso a la siguiente intervención de 1847 y el acuerdo vergonzante de 1854. De nuevo el factor de comunicaciones y enlaces tanto marítimos como terrestre actuó como detonante del resultado, junto a la impericia y falta de profesionalismo del ejército del dictador.


El asedio europeo no fue menor: Inglaterra impulsaría sus proyectos sobre México, en particular en el sector más dinámico que era la minería. Francia impondría el modelo cultural con el positivismo al restaurarse la Republica y haría importantes inversiones en casas comerciales. Japón comenzaría su expansión lenta sobre círculos concéntricos al enviar a partir de 1900 a las costas mexicanas de Chiapas y Baja California a grupos de colonos. Alemania fijaría su atención en el sector siderúrgico.


España generaría por sus crisis del siglo XX una ola migratoria sobre México ubicada en el sector abarrotero y cervecero, pero también intelectual como el caso de los trasterrados de la Republica Española. Los migrantes del viejo imperio Otomano de origen sirio libanes formarían importantes colonias dedicadas al comercio de textiles. Huyendo de la inestabilidad y los pogromos. Los chinos se expandirían por el mundo sin un horizonte definido hasta que su conversión en potencia económica y militar desde 1970 les hizo reivindicar sus orígenes. En síntesis México reunió una vasta colonia de migrantes muchos de los cuales nos hicieron aportaciones significativas, para ser junto a nuestras raíces indígenas una nación orgullosamente plurietnica.


Notas de pie de pagina:

[a] Guillermo Javier Rolando Garduño Valero, 1947, Doctor en Sociología por la UNAM, Becario Tinker en el Center for Latin American Studies, University of Pittsburg, Pa. Profesor Investigador Titular C de tiempo completo en la UAM Iztapalapa, Departamento de Economía, Área de Estudios Organizacionales y miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Autor del libro El Ejército mexicano entre la guerra y la política 2008. Bibliografía v Argote Oropeza, Hugo, 2014, Aproximación histórica a las corrientes geopolíticas que enmarcaron el escenario marítimo, en La invasión a Veracruz en 1914, Armada de México. v Barman, Roderick. J. 1999, Citizen Emperor: Pedro II and the making of Brazil, 1825 – 1891, Stanford University Press, C. A. v Carr, Raymond Ed. 2003, Historia de España, Península Quinteto, Madrid. v De la Torre Villar, E., 1985, Los Guadalupes y la Independencia, Editorial Porrúa, Sepan cuantos # 479, México. v Del Arenal Fenochio, 2003, Jaime, Agustin de Iturbide, Editorial Planeta, México. v García de los Arcos, María Fernanda, 1996, Forzados y reclutas, los criollos Novohispanos en Asia, Potrerillos editores, México. v Garduño Valero, Guillermo J. R., 2008, El ejército mexicano, entre la guerra y la política. UAMI CSH, México. v González Pedrero Enrique, 2016, El país de un solo Hombre, el Mexico de Santa Anna, Vol. I, la ronda de los contrarios, Fondo de Cultura Económica, México, v González Pedrero Enrique, 1961, El Gran viraje, Editorial Era, México v Hidalgo, José Manuel, 1962, Proyectos de Monarquía en México, Editorial Jus, México Heroico # 3, México. v https://es.wikipedia.org/wiki/Conde_de_Aranda v Humboldt, A. 1991, Ensayo político sobre el Reino de Nueva España, Estudio preliminar y notas de Juan A. Ortega y Medina, Colección Porrúa Sepan Cuantos, 39, México v Kennedy, P.!994, Auge y caída de las grandes potencias, 1994, Plaza & Janes, Barcelona. v Lovett, H. Gabriel, 1975, La guerra de Independencia y el nacimiento de la España contemporánea, II tomos, Editorial Península, Madrid. v Natkiel, Richard, 1986, Atlas of American Wars, Bison Books, Hong Kong. v Poinsett, J. R. Notas sobre México, 1973, Editorial Jus, México. v Pompa y Pompa, Antonio, 1972, Orígenes de la Independencia Mexicana, Editorial Jus, México Heroico #115, México. v Sims, Harold, 1974, La expulsión de los españoles en México, (1821 -1828), Lecturas mexicanas, #79, México. v Tadeo Ortiz de Ayala, Simón,1968, Resumen de las estadísticas del Imperio Mexicano, 1822, UNAM Nueva biblioteca Mexicana, México.

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